¿Cómo se mantiene la motivación después de tantos años siguiendo la raya azul de la piscina?
Nadar es mi vida. Soy nadadora las 24 horas del día. No sólo las 5 horas que puedes pasar en la piscina. Es el gimnasio, el fisio, estirar, la calidad del sueño, lo que se llama el entrenamiento invisible. Todo lo que hay que trabajar por detrás, que el público no ve, para lugar ganar esas centésimas que te llevan a la medalla. Hay momentos en los que esta rutina de acostarte a la 10 y a las seis de la mañana estar ya en el agua te tiene muy cansada y para poder sobrellevarla la clave es tener un objetivo claro como para mí este año era por fin el título de campeona del mundo.
-¿Sientes que tus medallas hubieran sido más valorada si fueras hombre en lugar de mujer?
- Sinceramente en mi deporte no es así. En los más mediáticos, como el fútbol o el baloncesto, sí que hay esa gran diferencia pero en los de digamos de “segundo rango” como el mío al menos desde mi perspectiva creo que una medalla de una chica o un chico tiene la misma repercusión y los mismos premios.
- Ahora todo el mundo habla de tu increíble palmarés, quizás el mejor de una deportista española en toda la historia, ¿pero cuál ha sido para ti tu peor momento?
- Fue en 2005. Tenía mucha ilusión por el Mundial y me lesioné los dos hombros y no pude competir.
- ¿Cuál es la lección de vida que has aprendido a través del deporte?
- Yo tengo una frase que me recuerda la importancia que tiene también la mente. “No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción”. Cuando eres capaz de aprender eso estás preparada para lograr lo que te propones sea en una piscina o en cualquier aspecto de tu vida.
Una gran lección de esta chica de 26 años que compagina el deporte de elite con los estudios de Admistración y dirección de empresas en la UCAM, que le gustaría ir al Amazonas para ver un delfín rosado y cuya película preferida, no podía ser otra, es Titanic.