Los que ahora tenemos cierta edad y sabemos lo que era quedar con amigos en lugares concurridos en esos tiempos en los que no existían teléfonos móviles, agudizábamos el ingenio con lo que fuera que estuviera a mano. Utilizábamos los limpiaparabrisas del coche como señal de posición. Tras dar más vueltas que una peonza por el abarrotado chiringuito playero, por el concierto de turno o por las inmediaciones de la calle de bares, uno no se rendía si no encontraba al amigo. Y más valía, porque en ocasiones era el encargado de devolverte a casa a lomos del Seat Ibiza. Así que el siguiente paso era ir al aparcamiento y buscar el coche. Si dabas con él, bastaba con levantar el limpiaparabrisas para indicar a tu colega conductor que estabas por allí, que no se largara sin buscarte.
Pero en la época de las telecomunicaciones es raro ver ya vehículos con las escobillas levantadas, salvo en las estaciones de esquí y puertos de montaña. ¿Acaso los montañeros son nostálgicos de aquel truco? ¿O puede que no se fíen de la cobertura del repetidor? Ni mucho menos. En las zonas más frías este curioso gesto sobre el cristal del coche tiene otra finalidad. Y es algo que puede ser de mucha utilidad ante los rigores de la tormenta.
Alzar los limpiaparabrisas es más que recomendable para evitar que, con la helada y la nieve, la goma se adhiera al cristal y se cuartee quedando casi inservible.
Así que ya sabes. Levanta los limpia y protege el elemento de seguridad más expuesto de tu vehículo. Eso sí, cuidado si el frio viene acompañado de fuerte viento, que podrían arrancarlos. Ningún truco es infalible.