• Más no es mejor
Esa concepción (tan española) de que el mejor trabajador es el último que abandona su puesto de trabajo ha quedado totalmente desfasada. Ajustarte a tus horarios no solo beneficia a tu vida personal, familiar y deportiva, también mejora tu productividad. Para hacer las cosas correctamente y con agilidad, es imprescindible descansar y desconectar. Si no lo haces, cada vez invertirás más horas para hacer lo mismo.
• Dedica tiempo a la preparación
Dedicar unos minutos cada día a planificar la jornada te ayudará a prestar más atención a las tareas que más importancia tienen, sin caer en el error de “hacer lo urgente". Reserva también una hora al mes (siempre el mismo día) para analizar cómo estás trabajando y a preparar el nuevo mes que tienes por delante.
• Organiza y archiva
El 95 % de los trabajos son cíclicos. Si eres capaz de organizar todo para recuperarlo cuando sea necesario, realizarás con mucha más rapidez y agilidad el trabajo rutinario y tendrás más tiempo para desarrollar tu creatividad y nuevos proyectos y propuestas, que es lo que hace realmente valioso tu trabajo.
• Haz pausas
Son obligatorias para desconectar, moverte y volver con más energía a la tarea. Si tienes oportunidad, aprovecha al parón para entrenar. ¡Notarás un antes y después en tu productividad!
• Comunícate con tus compañeros
Tiene muchas ventajas. Una organización en la que la información fluye correctamente es mucho más eficaz. Además, podéis intercambiar estrategias y aprender mucho los unos de los otros. Y por último, cuando trabajamos en un buen ambiente, nos sentimos más felices y somos mucho más productivos.