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Descubriendo en kayak el pantano de Camarasa

La zona del Prepirineo en Lleida tiene una serie de embalses que son realmente chulos para navegar en kayak. Este pantano de Camarasa tiene zonas bastante encajonadas, con unas paredes realmente altas que son santuario de rapaces. Además al ser alargado y en una zona bastante salvaje, es muy atractivo visualmente para navegar: casi lo que vendría a ser un fiordo noruego.

Carlos Fadrique, autor de diariodekayak.es

3 minutos

Remando al lado de las espectaculares paredes del Congost de Doll.

Dependiendo de tu nivel y ganas puedes pasarte varios días navegando por la zona, puesto que hay varios embalses cerquita (Canelles-Congost Montrebei y Sant Llorenç) realmente alucinantes.

Todas esas características que molan llevan un peaje a pagar. El más importante es que hay pocos puntos de embarque. Es decir, un lugar donde llegar con el coche, poder bajar el kayak y echarse al agua. Nosotros llegamos por una pista de tierra donde los turismos pasaban justitos, y recé todo lo que sabía. Otro punto de embarque más sencillo es el camping Zodiac que está en el otro extremo. En todo caso en la ruta hay pocas vías de escape donde desembarcar, y menos todavía puntos donde puedan venir a buscarte por tierra. Otro tema es que hay que tener un permiso de la confederación hidrográfica del Ebro que es caro y laborioso de conseguir. Por eso y porque el viento puede ser muy traicionero, puede ser muy buena opción navegar con un kayak de alquiler. Nosotros lo hicimos con Zenith Aventura (muy majos).

El grupo preparándose antes de la ruta en kayak.

Ya en el punto de encuentro fuimos hacia la zona de embarque. El camino salía de Vilanova de la Sal buscando la antigua estación de tren, con lo que preguntando o mirando las indicaciones no es imposible llegar. El punto de embarque era genial con una suave playa, sitio de sobra para aparcar y un bosquecillo que ofrecía refugio y sombra. A eso de las 10 h ya estábamos en el agua, con la típica calma que convierte los embalses en un espejo. La pena es que remábamos en dirección al sol y no pude sacar buenas fotos de ese momentaco.

Paisajes salvajes en el pantano de Camarasa.

Con las primeras paladas nos quitamos el fresco de esa fría mañana de septiembre. El paisaje era chulo, y como mi hijo y yo íbamos con un kayak doble, podíamos ir comentando lo que veíamos. La mayoría de pantanos están llenos de brazos y recodos que no tienen final. Pero otros sí, aunque la perspectiva desde el agua engaña y parece que navegas contra una pared.

Tras un girar un recodo a la izquierda se alzó con todo su esplendor el Congost del Doll. Sus paredes verticales eran impresionantes aunque al no estar tan juntas como las del Congost de Montrebei no es tan famoso ni conocido. Pusimos proa hacía él, mientras a la derecha dejábamos el embarcador, y a nuestra izquierda colgado de la pared pasaba el tren de los lagos. Un tren que recorre este y otros pantanos de la zona y que triunfa como los Chichos en los coches de choque.

El kayak, la mejor forma de conocer el pantano de Camarasa.

El tren desapareció en el túnel y con él las señales de la mano del hombre y ya nos dedicamos a disfrutar con todos los sentidos de ese cañón salvaje y agreste que es el Congost del Doll.

Con unas paredes verticales y altísimas me sentía muy afortunado de visitar de aquella forma ese lugar. Sin prisas, sin ruido, sin ensuciar.

Mi hijo buscaba parecidos con las caprichosas formas de algunas rocas tras siglos de erosión. Había un farallón que era clavadito a un tótem de Lego.

El Congost del Doll era largo pero no interminable y al final el grupo hizo una parada de reagrupamiento. Más adelante el embalse se volvía ancho y con menos encanto. Si hubiésemos continuado más estaba el camping Zodiac que puede ser también un buen punto de partida para visitar este pantano de Camarasa. No lo hicimos porque llevábamos 2 horas y 12 km, y ya se trataba de volver.

Una travesía en kayak con amigos.

La vuelta fue con viento potente y sol de cara. Hay que tener en cuenta que en los pantanos en algunos puntos el viento se puede encajonar y multiplicar su fuerza. Para salvarlo debes ser como un ratón en una autopista, e ir escondiéndose del viento. Una buena forma de adivinar donde pegaba duro el viento era fijándose en la superficie del agua. Donde el viento aprieta se arruga el agua.

Llegamos de los primeros y mientras esperábamos al resto del grupo nos dimos un baño en el pantano para torear el calor. El resto del grupo fue llegando por oleadas. Esto de remar da hambre, y por ello en el pack, Zenith Aventura nos había incluido un estupendo catering a la sombrita a la orilla del pantano.

Fue divertido, porque no había ningún rincón plano. Comimos inclinados como la orquesta del Titanic. Menos mal que apenas tomé vino y cerveza, porque hubiese acabado rodando hasta el agua. No lo pudimos hacer muy largo porque teníamos unas buenas horas de coche hasta casa. Al menos nos marchamos con la ilusión de que nos quedan más zonas que navegar en kayak en la comarca de la Noguera.

Aguas tranquilas en el embalse de Camarasa.

Si quieres realizar este recorrido aquí tienes el enlace a la ruta en Wikiloc del Pantano de Camarasa con el track para GPS.