Ayer en la cancha londinense del 02 Rafa Nadal volvió a dar otra gran lección de lo que es un deportista con mayúsculas. El mallorquín, que sólo unas horas antes había recibido la Copa como número 1 del mundo en 2017, saltó a la cancha para el partido inaugural del Masters frente al belga David Goffin con una rodilla muy tocada. Pero Nadal se dejó la vida en la pista pese a que terminó cojeando y con claros gestos de dolor. No quiso abandonar y en el segundo set se agarró al partido salvado hasta cuatro match-ball para acabar perdiendo por 7-6, 6-7 y 6-4 en un partido heroico.
Poco después Nadal anunció que dejaba el torneo, lo que supone que entra otro español, Pablo Carreño, que era el primer suplente, y que jugará los partidos que le quedaban al de Manacor: ante Dominic Thiem y Grigor Dimitrov.
“Tenía el compromiso conmigo mismo, con el torneo y con los aficionados de al menos intentarlo. No me gusta terminar así, claro. Creo que interiormente merecía un final mejor, pero el deporte no debe nada a nadie. Ahora me voy a casa a descansar y a estar con los míos y sin ningún drama, feliz y agradecido a la vida. Creo que voy a estar preparado para empezar fuerte la temporada. El año que viene será un año exigente” dijo Nadal en la rueda de prensa.