- ¿No se lo vuelve a pensar uno después de ver tantos mensajes de “un año más”?
- Estaba totalmente decidido y me arriesgaba a que en la vuelta me cayera el cuarto día y no fuera la despedida que uno quiere de algo que ha sido toda su vida, pero mi sueño era irme al más alto nivel y lo he podido cumplir. Ha sido el adiós perfecto. Podría hacer seguido dos o tres años más, tenía ofertas de equipos importantes, pero la prioridad no era el dinero. La mejor señal de que era el momento es que uno de mis mejores recuerdos de mi carrera deportiva es la entrada en Madrid, cuando el pelotón me dejó que lo hiciera en solitario, con ese público volcado conmigo. La despedida no podía ser mejor.
- ¿No había nada en tu entorno que te haya pedido que lo repensaras?
- Todo lo contrario. Ellos ya llevaban años pidiendo, ¡y rezando!, porque lo dejara. La gente disfruta mucho viendo el ciclismo en la tele, pero la familia lo sufre. Esas etapas de llano en el comienzo del Tour temiendo una caída, las bajadas…si lo pasan mal hasta cuando ganas. Por ejemplo, mi padre no vio en vivo la etapa del Angliru por la agonía de ver si te cogen o no.
- Además de la despedida, ¿qué momentos recuerdas como especiales en tu vida como ciclista profesional?
- Pues de las victorias, por encima de los Tours, las Vueltas o los Giro, la que logré en Australia, en el Tour Down Under, después de superar el cavernoma cerebral que tuve en la Vuelta a Asturias, cuando me desvanecí sobre la bici. Dentro de la malo, tuve suerte de que fue en el lóbulo frontal del cerebro, que es la parte más fácilmente operable. Aquella victoria en Australia simboliza que podía volver a recuperar mi vida ya no sólo como ciclista, sino como persona. Fueron muy duros esos días en el hospital Ramón y Cajal, a cuyo personal nunca le podré agradecer lo suficiente lo que hicieron por mí, cuando no sabes si vas a poder volver. Recuerdo que estaba diluviando, hacían 2 grados, y yo miraba por la ventaja y pensaba: “lo que daría yo por estar ahora entrenando con la bici”.
- ¿Vas a ser más aburridas las carreras ahora que ya no está Contador para reventarlo todo?
- ¡No podemos pensar eso! Es cierto que cada día los ciclistas tienden a ser más conservadores, en parte los potenciómetros, porque si sabes que tú vas a 400 vatios y te llevan a 400 a rueda pues poco puedes pensar en atacar, y también por el gran poderío que tienen algunos equipos que hacen una labor fantástica para sus jefes de filas.
- ¿Qué te dicen más la gente “gracias” o “un año más”?
- Pues quizás gracias, que han disfrutado mucho conmigo, pero tengo que decir que el que está realmente agradecido soy yo con ellos por la despedida que me han dado.
- Mucho se ha hablado de lo que ahora vas a poder comerte “lo blanco del jamón”
- Más que la comida, poder comerme una bolsa de patatas fritas si me apetece, lo que me quito de encima es la esclavitud de tener que pesarme todos los días. Siempre he retenido líquido por lo que cogía peso pero en cuando me ponía un par de días a entrenar ya estaba otra vez en mi peso normal.
- ¿Una persona clave en tu carrera deportiva?
- Mi mujer, clave en la deportiva y en la vida diaria.
- ¿Es verdad que te gustan mucho los animales?
- Sobre todo de pequeño, porque vivíamos en un piso porque si no le hubiera metido a mi madre hasta leones. Ahora en casa sólo tengo a “Tour”, mi perro que tiene ya 9 años.