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Más de 200 km descalzo: la historia del ultrafondista Karim El Hayani

Karim El Hayani, el ultrafondista capaz de recorrer pruebas de más de 200 km descalzo, nos cuenta una historia que parte de su Tánger natal

Fran Chico

3 minutos

Más de 200 km descalzo: la historia del ultrafondista Karim El Hayani

Dice que correr descalzo es una ventaja, cree que las zapatillas le hacen cargar con un peso innecesario y que no le permiten mantener una buena técnica: "Los pies humanos, una vez que se acostumbran a correr descalzo, creo que es imposible que vuelvan a correr en zapatillas". Así de rotundo se muestra Karim, uno de los protagonistas de nuestra sección "Héroes del deporte". Este ultrafondista, capaz de superar pruebas de más de 200 km sin zapatillas, nos cuenta qué papel juega lo psicólogico en el ultrafondo y cómo incluso la pobreza le da "un plus de motivación" en esas duras pruebas: "Pienso mucho en los niños de África, si ellos no tienen nada y son felices, esto para mí no es ningún esfuerzo".

 

 

En este vídeo podréis conocer a través de su propia voz su historia. Una historia construida a base de muchos kilómetros y que parte de su Tánger natal, donde Karim El Hayani pasaba más tiempo en la calle que en casa, buscándose la vida: "Sales a la calle a lo que sea: vender bolsas a los fruteros, hacer recados, vender sal en el zoco... También fui ayudante de cristalero… Era feliz el día que volvía a casa con una bolsa de patatas comprada con lo que había ganado". Con menos de 10 años empezó a ir al puerto y mirar hacia España. "Veía gente que volvía con su BMW y al final yo quería lo mismo".

Es el mediano de 5 hermanos y un día encontró su oportunidad: "Me metí en las ruedas de un camión y crucé el Estrecho. No piensas en el riesgo, pero si se te resbala una mano puedes morir. No sabía el idioma ni tenía un euro. Me colé en un autobús hasta Madrid. Estuve un día sin comer pero en esa situación lo que menos tienes es hambre. Allí me cogió la policía y acabé en Aldeas Infantiles de El Escorial. Así empezó una nueva vida para mí y aunque me trataban muy bien y pasaba el día riendo, por la noche lloraba porque no podía sentir el cariño de mi madre".

Hoy es uno de los corredores de montaña más prometedores: "A mí me gustaba el fútbol, pero un día fui a correr un cross escolar y quedé tercero. Me vio un entrenador, Álvaro López, y me dijo que con mis botas de fútbol  7 había ganado a gente que llevaba años entrenando atletismo. Y empecé a entrenar con él". Karim ni siquiera sabía su edad con seguridad: "En Marruecos no se celebran los cumpleaños".

Un día, casi por casualidad, probó con las carreras de montaña y poco después quedó primer junior en la Copa de España, con la selección madrileña. Se ha dedicado al ultrafondo, consiguiendo éxitos como el triunfo en la Javelina Jundred, una carrera de 100 millas en el desierto de Arizona (hizo los 166 km en 9 horas y 20 minutos): "Era el ganador más joven de la historia de la carrera". Aunque su prueba más larga fue el Ultramaratón de Turquía, de 250 km: "Había que orientarse y lo mío no es el GPS… ¡me iba para cualquier lado! Tengo mucha resistencia psicológica para aguantar pruebas de ultrafondo, siempre tengo cosas en la cabeza en las que pensar; pienso mucho en los niños de África, lo que tienen que sufrir por un trozo de pan y pienso que para mí no es ningún esfuerzo correr un kilómetro más. Para ganar me motivo pensando en ellos, que no tienen nada pero que siempre están sonriendo".   

Karim ahora está corriendo pruebas urbanas por un problema con las fascias musculares. "Estuve 6 meses en los Pirineos entrenando y pasé de 52 a 62 kilos. Una ganancia tan grande y tan rápida de masa muscular, y concentrada en los cuádriceps, hace que se me bloqueen las fascias del músculo".

Para el futuro solo pide "ser feliz y seguir disfrutando del deporte. Me gustaría también ayudar a los niños, que me gustan mucho, para motivarles. Explicarles que para ser fotógrafo no necesitas la última cámara. Para cumplir tu sueño, empieza con la básico".


LAS ZAPATILLAS, UN PESO INNECESARIO

Karin El Hayani, que ahora tiene 22 años, se hace famoso también por correr todas las pruebas descalzo.  Le miras los pies esperando que los tenga destrozados y la verdad es que no se podría adivinar que haya hecho tantos kilómetros corriendo con los pies desnudos. "Correr descalzo es una ventaja, las zapatillas son un peso innecesario para mí. No me permiten correr con buena técnica y me lesio más", nos comenta Karin que dice que de pequeño "iba siempre descalzo o con chanclas de 50 céntimos".

Le pedimos que nos cuente un secreto de su rendimiento. "A mí me ha ido muy bien llevar siempre para hidratarme agua de mar. Desde que la uso no tengo ningún problema con los tirones".