- Monturas no metálicas, en policarbonatos o materiales que no se astillen ni te dañen en caso de impacto.
- Lentes que no distorsionen las imágenes. Agárralas, con el brazo extendido, y mira a través de ellas una línea recta lejana. Muévelas y fíjate si la línea tiene continuidad por dentro de las gafas y por fuera, si oscila o si se curva, para comprobar la distorsión.
- Algunas lentes pueden reducir la fatiga ocular y mejorar la capacidad de captar detalles y aumentar el contraste, con tintes especiales de color que te permiten distinguir mejor los obstáculos, ver mejor la pelota de golf, apreciar el relieve...
- Imprescindible la protección UV, que bloqueen del 99 al 100% de las radiaciones UV-A y UV-B. Si solo dice “UV protection”… no te fíes.
- Ambas lentes han de ser exactas en color (mira a través de las dos hacia una pared blanca iluminada).
- Los colores de lentes que menos alteran la percepción de los tonos son los grises, marrones y verdes oscuros. Elígelos para una imagen más natural.
- Los tonos naranjas y amarillos aumentan el contraste y son ideales para poca luz.
- Unas pantallas amplias y envolventes proporcionan mayor protección, tanto a nivel de evitar impactos como de impedir que llegue la radiación reflejada o indirecta que entraría por los laterales.
- Para deportes acuáticos plantéate comprar gafas con lentes polarizadas, eliminan los reflejos de la superficie y te dan una visión mucho más nítida.
- Si quieres tener un solo par de gafas para la máxima amplitud de condiciones lumínicas opta por lentes fotocromáticas, pero de calidad, para que el cambio de tinte sea rápido y haya suficiente diferencia entre el tono claro y el oscuro.