Vemos a los futbolistas calentando en la banda para subir las pulsaciones y activar los músculos, también a los atletas haciendo series en las salas anexas a la pista, e incluso a los tenistas en el túnel de vestuarios preparándose para pisar la tierra. Todos ellos realizan una activación específica para su disciplina deportiva, lo sabemos.
En las sesiones de gimnasio, cometemos una y otra vez el error de prescindir de un programa de calentamiento.
Pero luego, en las sesiones de gimnasio, cometemos una y otra vez el error de prescindir de un programa de calentamiento. Más que habitual es comenzar la rutina de gym sobre la bicicleta estática con un rodaje de diez minutos. La idea no es mala si vas a realizar un entrenamiento aeróbico o si ese día toca meter carga a las piernas, pero no es la adecuada si te dispones a trabajar el tren superior. Habrás activado el organismo con las pedaladas, sin duda, pero core, hombros y brazos no estarán todo lo calientes que deberían.
Si el objetivo es sacar lo mejor del entrenamiento, habrás de preparar los músculos que toquen. Es parte fundamental de la sesión, potenciará tu rendimiento, reducirá el riesgo de lesiones y hará más sencilla la posterior recuperación.
Así, en el caso de que pienses machacar la parte superior del esqueleto, focaliza en esos músculos el calentamiento. Buena idea sería unos minutos de ejercicios de boxeo o artes marciales frente al espejo. Que no te dé vergüenza golpear al aire en el gimnasio, más de uno acabará por imitarte cuando entienda tu forma de activar el organismo antes de pasar por las mancuernas o las máquinas. Unos ganchos sin saco más unos burpees de postre y estarás listo para pasar a las series de fuerza con total garantía.