¿Cuánto tiene que correr un triatleta?
Está claro que un triatleta hace un volumen de entrenamiento elevado al tener que combinar tres especialidades de larga duración y sumar a ello el trabajo de fuerza y compensatorio, lo cual hace que esté muchas horas con el "traje de faena" puesto. Esto tiene una ventaja: no tiene por qué entrenar tanto volumen en cada especialidad, ya que lo puede compensar con las otras, como en el ciclismo en el que se suman muchas horas encima de la bicicleta. Aunque no es un entrenamiento específico para las otras dos, sí que hay una transferencia de Resistencia de Base debido al tiempo y al modelo energético que es muy similar a la natación y a la carrera.
La carrera a pie maneja unas pulsaciones entre un 10 y 20% más altas, por ello nos debemos centrar en los trabajos más intensos durante la carrera a pie y dejar a las otras especialidades el trabajo aeróbico de base o más lento.
¿Cómo y cuánto?
No quiere decir que no haya que rodar nunca durante una hora o más, pero es en la carrera donde debemos centrar el trabajo específico de ritmo competición a través del trabajo intervalico y los rodajes controlados. Este tipo de entrenamiento es mucho más agresivo para nuestros músculos y tendones que un simple rodaje, por lo cual tendremos especial atención en el trabajo preventivo y compensatorio en el gimnasio.
También influye sobremanera la recuperación de esta especialidad dentro del triatlón. El origen del problema para un triatleta está en el impacto del pie contra el suelo y la mayor implicación del trabajo muscular excéntrico que hace que la destrucción muscular sea mucho mayor que en las demás especialidades y no podamos sumar muchas sesiones seguidas de carrera intensa.
Por ello tendremos que alejar en la medida de lo posible el trabajo intenso de carrera de la competición que estemos preparando para llegar lo más frescos a nivel muscular. Tendremos que recurrir al trabajo intenso de las otras especialidades y a sesiones bastante ligeras de carrera con pequeñas pinceladas cercanas al ritmo de competición, pero eso sí, con gran recuperación inter-series e inter-sesiones. A este sistema de miniseries muy espaciadas lo llamamos "tapering" para llegar a las mejores condiciones a la competición sin perder los niveles de condición física en esta especialidad.
Hay que trabajar fuerte la carrera a pie hasta unas tres semanas antes de la competición e ir bajando progresivamente el ritmo e intensidad de las sesiones de carrera. En esas tres semanas anteriores haremos sesiones ligeras de carrera y pequeños toques acercarnos al ritmo de competición con mayores recuperaciones y distancias más cortas, para que no toquemos un metabolismo comprometido a la hora de la recuperación y dañemos más de la cuenta a la musculatura que debe llegar descansada y con ganas de emplearse ese día de la competición.
Resumiendo no debemos pasar de los 60-90 km a la semana de carrera en momentos de acumulación, para bajar a los 30-50 km por semana en momento de más intensidad y cercanos a la competición.