Está claro que controlar nuestro peso es importante ya que es uno de los parámetros que nos puede ayudar a evaluar nuestro estado de salud, más allá de que estés en un proceso de perder peso o no.
Pero uno de los peores momentos para pesarnos es después de haber terminado de entrenar.
¿Por qué?
La razón es muy clara.
1 gramo de glucógeno se almacena junto a 2'7 gramos de agua, por lo que un 65% de sus depósitos son de agua. Por ello, cuando realizamos ejercicio y quemamos glucógeno se elimina agua y se pierde peso por deshidratación.
Es un error total pensar que esa pérdida ha sido de grasa debido al ejercicio, por muy efecto quemacalorías que haya tenido nuestra actividad.
Por tanto pesarse después del ejercicio no nos da un dato real de nuestro peso corporal y está claro que es el peor momento para evaluar nuestro peso.