Cualquier ejercicio que consiga quemar calorías repercutirá en una pérdida de peso graso a corto, medio y largo plazo.
Sí es cierto que las personas sedentarias que inician un programa de ejercicio conviene que sitúen su entrenamiento de forma continua y a baja intensidad, no porque en este nivel se consiga quemar más grasa sino porque prácticamente es la única intensidad que en ese momento les permite mantener un ejercicio con una duración significativa como para llegar a un consumo calórico aceptable.
En personas ya entrenadas, una de las ventajas es que se producen adaptaciones que permiten quemar grasa a mayor intensidad. Por tanto, a medida que mejoramos debemos pasar de entrenar en límites bajos a límites medios o incluso altos, e introducir cambios de ritmo.