No debes dejarte llevar por la báscula cómo única referencia de si tu entrenamiento está funcionando o no. Entre otras cosas, porque puede engañarte. De hecho, es bastante probable que en tu primera etapa en el gimnasio trabajando la fuerza puedas ganar algo de peso. Y, en contra de lo que puedes pensar, esto sería una buena señal. ¿Cómo puede ser esto? Se debe a que si haces un trabajo importante de tonificación, irás ganando, poco a poco, masa muscular y el músculo es mucho más denso que el resto de tejidos corporales. Pesa más, así que esa ganancia de peso no es nada negativa. Además eso significaría que estás cambiando tu composición corporal a favor del peso magro o de músculo, y es el mejor cambio posible ya que el músculo es metabólicamente muy activo: quema calorías solo por el hecho de estar vivo.
Nuestra recomendación es que te fijes en otros factores que sin duda son más realistas a la hora de saber si tu entrenamiento en el gimnasio está funcionando (aunque todavía no hayas bajado de peso) como puede ser que la ropa ya no te aprieta, que duermes mejor, que puedes subir por las escaleras sin tener que resoplar, que se te ha pasado el dolor de espalda que te perseguía o simplemente que te sientes más positivo ante la vida.