En todo programa de actividad física para niños se debe incluir la fuerza. En este tema el acuerdo entre los expertos es unánime y por suerte ya quedó desterrado el mito de que retrasa el crecimiento pero ¿debe hacerse igual que en adultos? Aquí están las claves:
Volumen e intensidad van de la mano y en relación inversa pero siempre se debe comenzar un plan con intensidades bajas y medias, del 60% de 1-RM, y volúmenes también bajos, de 1 a 2 series, con ejercicios muy variados.
La correcta ejecución técnica es lo más importante, y no se introducirán cargas hasta que se domine con el peso corporal.
Usaremos preferentemente peso libre, que produce mayor activación muscular y mejores adaptaciones, siempre teniendo en cuenta la pauta 2.
Las recuperaciones en niños son más rápidas que en adultos, en general bastará con descansos de 1 minuto entre ejercicios. Con intensidades muy altas el descanso será algo mayor.
De 2 a 3 sesiones de entrenamiento por semana, con un día de descanso entre ellas, es la mejor pauta en niños y adolescentes. Dejaremos las sesiones consecutivas para la edad adulta.
Comenzaremos con movimientos a velocidad moderada, sobre todo cuando no se conoce muy bien cada ejercicio, ya que así se favorece la corrección técnica. A medida que se progresa, esta velocidad irá aumentando.
El elemento lúdico es muy importante a edades tempranas. Los piques entre compañeros, una determinada música para llevar el ritmo de las repeticiones, los circuitos de fuerza con cambios de estación, etc. serán estrategias que ayudarán a que los niños estén más motivados.