Siendo mujer hay que tener en cuenta la densidad ósea empieza a estar en peligro ya cuando superamos los 60 años debido los cambios hormonales. Lo mismo ocurre con el porcentaje de masa muscular. La natación, siendo un deporte completo y equilibrado, cuando se sabe muy bien lo que se hace, que no todo vale en la piscina e incluso te puedes lesionar, no es la actividad más recomendable. O sí, pero complementada con otras, no como único deporte. La razón principal es que el tipo de esfuerzo, contra una resistencia que cede de forma natural (el agua) y sin impacto, hace absolutamente cero por mejorar tu densidad ósea. Tampoco es una gran actividad de cara a frenar el descenso de masa muscular que vas a experimentar y te recuerdo que el porcentaje de músculo está íntimamente relacionado con la salud y la calidad de vida, según aseguran numerosos estudios científicos.
El trabajo de fuerza resultará mucho más beneficioso, en una sala de musculación y con un monitor que te guíe en tus movimientos para garantizar la corrección postural. Pídele una rutina para todo el cuerpo, empezando por cargas moderadas y evolucionando hacia cargas altas que generen cambios en tus músculos. Más adelante, cuando tengas los movimientos controlados y controles a la perfección las posiciones, podrás hacer tu propia rutina de fuerza en casa con unas mancuernas. Si lo complementas con natación o con carrera a pie un par de veces a la semana, tendrás una combinación perfecta de efectos diferentes para una salud de hierro.