Hoy en día son muchas las parejas de hombre y mujer que acuden a nuestra consulta buscando alcanzar un objetivo común (mejora de la composición corporal, optimización del rendimiento deportivo, tratamiento de alergias o intolerancias alimentarias que suponen un obstáculo a la hora de llevar a cabo una dieta variada y equilibrada, etc.).
Uno de los mayores problemas que observamos tras el seguimiento nutricional de estos pacientes es que acaban comparando de forma constante sus resultados finales. Es un error muy común porque no suelen tener en cuenta las grandes diferencias que existen a nivel fisiológico y morfológico entre ambos sexos.
Esto nos obliga a enumerar los diferentes factores que afectan al gasto diario total de un sujeto teniendo en cuenta la distinción entre géneros:
- Composición corporal: Por normal general, las mujeres poseen un porcentaje de grasa corporal mayor que los hombres y su masa muscular es inferior. En estos, el porcentaje de masa muscular (tejido metabólicamente activo en nuestro organismo) se encuentra en mayor proporción. Esta es una de las razones por la que los hombres tienen un gasto energético en reposo mayor que las chicas. Es un punto importante que debemos tener en cuenta a la hora de diseñar un menú individualizado.
- Edad: A medida que el sujeto va creciendo, alcanza la edad adulta y comienza a envejecer, hay una mayor prevalencia de pérdida de masa muscular y, por tanto, el metabolismo basal del sujeto se verá alterado.
Como el deporte y una ingesta diaria proteica adecuada y adaptada a cada atleta ayuda a mantener esa masa muscular, hacemos hincapié en que ambos factores son determinantes para retrasar este proceso en ambos, aunque la mujer se vea más penalizada.
- Estado hormonal: Todas las chicas se enfrentan de forma mensual a un cambio hormonal que altera también diversos sistemas en el organismo. En la etapa pre-menstrual, cuando el cuerpo se está preparando para un posible embarazo, el metabolismo basal aumenta. Esto quiere decir que nuestro gasto en reposo puede variar dependiendo del momento del ciclo menstrual en el que nos encontremos. Además, algunos trastornos como el hipertiroidismo o hipotiroidismo (alteraciones que pueden darse igualmente en hombres) también pueden alterar dicho gasto.
En este punto queremos hacer hincapié en la importancia que tienen las revisiones médicas y las analíticas de sangre cada determinado tiempo para descartar posibles patologías.
- Efecto térmico de los alimentos: Este concepto lo asociamos al aumento del gasto energético asociado al consumo de los diferentes grupos de alimentos. Suele suponer el 10% del gasto energético total de un sujeto.
La composición de la dieta es el factor que afecta más a este punto. Puede aumentar con un consumo elevado de proteínas o con un volumen de ingesta bastante alto.
- Actividad física diaria: Aquí englobamos toda aquella actividad cotidiana que el deportista realice a lo largo del día (sin incluir su entrenamiento). Puede suponer otro 15-10% del gasto diario total y, obviamente, es totalmente individual entre sujetos.
- Ejercicio físico diario: Quizá este punto es el que más marque la diferencia con respecto al gasto energético total entre los deportistas. Una mujer puede tener un gasto energético basal menor que un hombre, pero si dicha chica entrena más que él, los requerimientos son totalmente distintos.
A todo esto, debemos añadir que no solo podemos enumerar factores que afectan al valor calórico total de la dieta, ya que hay muchos micronutrientes que se ven alterados en deportistas de ultrafondo cuando evaluamos una analítica (algunos más en mujeres que en hombres). Podemos destacar el hierro, alterado principalmente en chicas por padecer pérdidas mayores de sangre durante la etapa menstrual o la vitamina B12 si estamos ante un deportista que sigue menús estrictos o dietas veganas sin ningún control a nivel profesional. Quiere decir que también es fundamental asegurarnos de la calidad de la dieta.
Por tanto, la pregunta inicial se responde fácilmente: un chico deportista no puede llevar a cabo la misma dieta que una mujer.
Es más, ningún sujeto debe equiparar su alimentación de base con otro y, aunque en este caso estemos haciendo distinción entre hombres y mujeres, ninguna de ellas debe comparar su dieta con otra porque siempre nos estamos refiriendo a organismos totalmente distintos.