¿Te imaginas un mundo en el que pudieras estar siempre motivado con tu objetivo? Imagina que decides un cambio, diseñas el plan y mantienes durante todo el proceso la motivación. Si esto fuera así, desaparecería la falta de fuerza de voluntad, la impaciencia, tendríamos menos fracasos y disfrutaríamos más del proceso de cambio.
Pero la motivación oscila. Es decir, hay momentos en los que tenemos mucha, lo vemos claro, nos ilusionamos y nos comprometemos; y otros momentos en los que ocurre todo lo contrario: nos venimos abajo, pensamos que nada tiene sentido y abandonas o estamos a punto de tirar la toalla.
Los psicólogos del deporte sabemos que la motivación es el primer paso para que el deportista se comprometa con su esfuerzo y el trabajo. Y también para ti, deportista popular. Sueles empezar con mucho entusiasmo el gimnasio y en cuanto pierdes tu motivación, te da por abandonar. No perdiste el objetivo, no tienes problemas con tu fuerza de voluntad; solo perdiste la motivación.
¿Qué es la motivación? Podríamos definirla como una fuerza interior que nos lleva a luchar por lo que deseamos, con esfuerzo, disciplina y trabajo. Es la aliada que nos permite perseguir el sueño. ¿Por qué es capaz un atleta de superar el muro en una maratón? Porque tiene una motivación. La única fuerza capaz de llevarnos a la superación, de conseguir que los momentos duros tengan un sentido, es la motivación.
La necesitas de tu parte sí o sí. La misma situación vive un deportista profesional que está superando una lesión, o aquel jugador al que le toca pasar toda la temporada sin ir convocado porque su entrenador no cuenta con él. Si no tuvieran motivación, abandonarían el sueño. Nadie es capaz de seguir alimentando su esfuerzo, infiltrarse, trabajar duras sesiones con fisios o seguir entrenando con ganas, sin obtener el premio inmediato. Lo que les mantiene vivos es la idea de que en algún momento les llegará otra oportunidad. Una oportunidad que les permitirá volver a vivir su sueño. Y ese sueño es su motivación.
Nos mantiene motivados:
- Tener sueños que cumplir. Es el deseo el que moviliza la fuerza. Necesitas saber
- Trabajar la paciencia y pensar en el largo plazo. Todo lo que nos motiva tiene su parte de pasión, pero también sus momentos duros y difíciles. Cuando los atravieses, piensa en cómo mejorará tu vida el día que alcances tu deseo. Y trata de buscar la parte gratificante de los momentos duros, la hay. Aunque sea solo la experiencia de aprender a lidiar con la dificultad.
- Focalizar y prestar atención a lo que suma. Aparecerán muchos momentos malos por el camino: cansancio, lesiones, injusticias. Pero estar pendiente de ellos no hará que desaparezcan. La mejor manera de mantenerte motivado es recordar continuamente todo lo que te aporta luchar por tu objetivo. Los buenos momentos vividos, los pasos alcanzados, la sensación de orgullo.
- Recuerda tus tres des: dirección ¿hacia dónde vas?, dedicación ¿cuánto tiempo le estás dedicando, todo el que debieras? y diversión ¿disfrutas de lo que haces, sigues estando apasionado?
- Consigue apoyo. Hacerlo solo es genial, ya sabes, siempre, CUENTA CONTIGO.
La motivación es nuestra razón de ser, es lo que da explicación a la mayoría de nuestras conductas. Cuando estás motivado eres capaz de dar tu cien por cien para lograr el objetivo.