Cuando algún deportista me llama a semanas vista de la competición de su vida, soy realista y le digo que poco podré ayudarle. Es fácil, ningún entrenador enseñaría en el calentamiento del partido de su vida una estrategia para el córner que no se haya entrenado semanas antes.
Si no has trabajado la herramienta psicológica en un ambiente seguro y controlado, poco podrás poner en práctica en el momento de más tensión y expectación. No es posible. Los milagros, a Lourdes, y ni ahí.
No puedes coger un hábito con las herramientas psicológicas si no las entrenas. Y para entrenarlas necesitas tranquilidad, repetición y gestionar el error. Pensar en poner en práctica una nueva habilidad de la que tendrás que estar conscientemente pendiente durante el partido en lugar de dejarte guiar por tus sensaciones y flow, puede incluso incrementar tu ansiedad. Así que si quieres tener a la psicología deportiva de aliada, será mejor que le des el valor que le das a tu preparación física, al juego o a la ejecución.
Ser fuerte mentalmente y tener actitud necesitan una planificación:
1. Define en qué área deseas trabajar. Piensa que se pueden trabajar habilidades psicológicas de las que uno carece o potenciar otras para sentirte más regular y más fuerte. ¿Qué se puede entrenar? Lo ideal es empezar por las necesidades personales de cada uno. Puede ser la atención, la gestión de emociones como la ansiedad, la presión, la frustración, el miedo; la falta de confianza, los pensamientos o cómo no relacionamos con nosotros mismos, la gestión del error, aprender a ser más competitivos, y muchas otras variables que también afectan a la vida cotidiana de todos, no solo a la de los deportistas.
2. No te va a salir a la primera. Es imposible entrenar la mente sin error. Cada vez que has trabajado a nivel cognitivo aprendiendo a sumar, restar, hacer cálculo, escribir sin faltas de ortografía, has cometido errores. Esto no es diferente. Que entiendas el proceso no significa que a partir de ahora te salga perfecto.
3. Gestiona el error. Si te enfadas con tus errores psicológicos, incrementarás tus errores psicológicos. Lo mismo te ocurre con el área deportiva. Si te enfadas por un revés que no c
4. Repite, repite y vuelve a repetir. Todos los hábitos se adquieren gracias a la comprensión y la repetición.
5. Define bien el éxito. El éxito no es la ausencia total de pensamientos de duda. Igual el éxito es no enfadarte por no haber podido elegir todos tus pensamientos. El éxito puede ser haberte enfadado menos con tus errores técnicos de lo que lo hubieras hecho otro día, o que le enfado te dure menos. El éxito no puedes medirlo en términos de todo o nada, porque entonces siempre serás un fracasado.
6. Valora el progreso. “¡Qué pasada, hoy, en lugar de enfadarme tres veces con mi juego, solo me he enfadado una!" Eso significa que has gestionado bien tus emociones en las demás ocasiones. Muchos dirían, “¡Dios, me he vuelto a enfadar!, ¿alguna vez seré capaz de templarme?"
8. Si no tienes la ayuda de un psicólogo deportivo que te facilite las herramientas para el cambio, lee. Hay mucha literatura y artículos prácticos que te facilitan recursos. Trata de ser autodidacta.
¿En qué porcentaje crees que intervienen tus pensamientos y emociones, así como otras variables neurospicológicas como la concentración, en tu éxito deportivo? Pues la misma cifra con la que contestas es el tiempo que deberías dedicarle a entrenarla.