El mundo de los suplementos está lleno de mitos, errores y falsas verdades.
Ahora con el Reto mujer en forma veo que vuelven a aparecer de nuevo las grandes dudas y mitos… “los suplementos no son muy sanos", “son para ganar masa muscular", “sobrecargan el hígado", “son muy caros", “es solo para culturistas"…
Hemos vivido decadas donde el objetivo del gimnasio era “ponerse fuerte", las revistas de culturismo abundaban y se vendían suplementos como la panacea de la hipertrofía. Este caldo de cultivo dio lugar a multitud de creencias no solo del entrenamiento de la fuerza, sino también con la alimentación y suplementos. Pensamos que levantando pesas e ingiriendo huevos y proteínas en polvos, la masa muscular se incrementaría tal y como nos contaban los culturistas de la época que por entonces estaban elevados a la categoría de semidioses, la verdad es que aquellos cuerpos exagerados además de tener una genética prodigiosa, tenían un largo historial de apoyos químicos y una marca de suplementos como patrocinador detrás.
Sin embargo, ese modelo ya pasó a la historia. Hoy en día la gente va al gim a “estar en forma", desea un estilo de vida saludable y mantener hábitos de vida que mejoren su calidad de vida y rendimiento en el deporte. Si nos fijamos, en la actualidad, esta filosofía es la que se refleja en el marketing de los suplementos, ya no se utilizan imágenes de grandes culturistas, sino imágenes de chicas, rendimiento, salud, bienestar. Y creo sinceramente que esta es la línea que debe tener los suplementos, no es una panacea, no es un milagro, como su nombre indica tan solo es un complemento, un suplemento a un estilo de vida, llega allá donde la alimentación no llega.
Yo he tomado y continuaré tomando mis suplementos. Continúo llevándome alguna barrita al trabajo, complementando mis desayunos con alguna proteína de whey, tomando algún complejo vitamínico-mineral y en épocas de alto desgaste no falta mi suplemento postentrenamiento.