En verano, casi todos dormimos peor. Se debe fundamentalmente al calor y el exceso de luz, que nos impiden conciliar el sueño y provocan frecuentes despertares nocturnos.
• Mantén fresco el dormitorio. La temperatura ideal para dormir son 22ºC, pero no es recomendable usar el aire acondicionado mientras dormimos (baja la temperatura de nuestro cuerpo y nos quedamos fríos). Intenta mantener fresca la habitación cerrando ventanas y persianas una vez hayas ventilado y hasta la hora de dormir. También puedes encender el aire acondicionado para que baje la temperatura y apagarlo justo antes de irte a dormir.
• Baja la luz. En verano amanece pronto, por lo que si te acuestas tarde es posible que se haga de día antes de que hayas dormido las horas suficientes. El problema es que si bajas del todo las persianas, no corre el aire y te “asas" de calor. Prueba a comprar un ventilador o seguir la estrategia del punto anterior.
• Cuida tus rutinas. Siempre hay un día especial, una fiesta, un concierto… pero procura que sean excepciones. El exceso de luz nos impulsa a acostarnos más tarde y vamos a acumulando déficit de sueño. Sería una pena terminar las vacaciones más cansados de lo que las empezamos.
• Evita las cenas copiosas y las bebidas estimulantes , te impedirán conciliar bien el sueño.