El tratamiento con plantas medicinales puede ser bastante efectivo si la enfermedad no es demasiado severa; tomaremos infusiones o preparados que contengan las siguientes plantas muérdago, espino blanco, olivo, cola de caballo y ajo. El muérdago debe sus virtudes terapéuticas a su contenido en aminas y flavonoides que ejercen un efecto estimulante del sistema parasimpático, produciendo vasodilatación periférica y reduciendo la tensión, además su contenido en viscotoxina produce un efecto tónico del corazón; el espino blanco ejerce su efecto bloqueando una enzima que permite la entrada de calcio en el músculo cardiaco y por lo tanto una mayor eficacia en su contracción; el olivo ejerce su efecto diurético y con ciertas propiedades vasodilatadoras periféricas que junto con la cola de caballo refuerza dicha mezcla.
Por último, el ajo normalmente tomado en forma de cápsulas y de forma independiente de las plantas anteriores, nos va a proporcionar un efecto diurético debido a los fructosanos y por su esencia es antiagregante plaquetario, antihipertensivo que le confieren importancia en el tratamiento de la hipertensión.
Otras plantas a tener en cuenta son cimifuga y pasionaria por su efecto sedante y uña de gato cuyo componente la rincofilina le confiere propiedades como vasodilatador, antihipertensivo e inhibidor de la agregación plaquetaria.