Vida Sana

Sobrevive a las vacaciones: consejos para que vuelvas sano y salvo de tus aventuras

Tanto si te vas a la Antártida como a Benidorn, estas técnicas de supervivencia te serán útiles en cualquier parte

Carlos Vico

11 minutos

Sobrevive a las vacaciones: consejos para que vuelvas sano y salvo de tus aventuras

No es necesario viajar a una selva tropical ni cruzar andando un desierto para que las técnicas de supervivencia te ayuden a pasar un verano mejor.  Carlos Vico, experto en supervivencia, te da consejos que te van a resultar muy útiles… aunque te quedes en el pueblo.

Mi nombre es Carlos Vico y soy especialista en el ámbito de la supervivencia extrema, esto me ha llevado a recorrer los parajes más recónditos, agrestes y duros del planeta. He cruzado desiertos de arena y hielo sin llevar agua ni comida, tiendas, sacos, hornillos… Con el objetivo de experimentar qué le ocurre a mi cuerpo, pero sobre todo a mi mente cuando los llevo al límite, para entenderlos y poder crear herramientas que me ayuden a gobernarlos cuando los someto a altos niveles de estrés y miedo. Actualmente me dedico totalmente a mi pasión, escribiendo, realizando ponencias, apareciendo en programas televisivos y haciendo formaciones para militares de diferentes países, miembros de cuerpos de seguridad del estado, empresas y a cualquier aventurero que desee experimentar, crecer y buscar sus límites en cualquier tipo de entorno.

Cuando la gente escucha la palabra supervivencia lo primero que te viene a la cabeza es la imagen de Rambo, un tipo duro, con un gran machete arrasando media selva buscando a sus enemigos. Nada más lejos de la realidad, la supervivencia no va de ser fuertes, va de aceptar nuestras debilidades, entenderlas, trabajarlas y potenciarlas, pues al final el eslabón más débil de la cadena es el que define su fortaleza. Otro de los errores que se cometen es enmarcar la supervivencia en entornos remotos.

Cualquier situación que amenace nuestra continuidad en el tiempo y que dependa de nuestra capacidad de resolución, será considerada una acción de supervivencia. Aunque parezca una barbaridad en la sociedad tan cómoda en la que vivimos, la vida en sí es una prueba de supervivencia continua: bebemos para no morir deshidratados, comemos para no morir de hambre, las buenas decisiones suman, las malas decisiones restan… Y así en un continuo ganar tiempo y energía. Pues bien, la supervivencia se basa en la eficiencia máxima en ese gasto de energía para sobrevivir a un entorno y unas circunstancias concretas: desde salvarte de un edificio en llamas a aguantar a tu jefe, las dos situaciones precisan técnicas de supervivencia.

Si quieres saber más sobre el golpe de calor no te pierdas este artículo. 

También te ayudamos con las odiosas quemaduras solares.

“Sobrevivir” al verano

Lo lógico sería seguir la estrategia que siguen todos los animales: reposar a la sombra en las horas de máximo calor y hacer las actividades en los horarios más frescos o de noche, pero en el caso de que nos veamos “obligados” a realizar actividades a pleno sol, debemos tener en cuenta que el cuerpo humano es el más débil de entre todos los seres que viven en el planeta. Nuestro margen de maniobra es muy corto, tan solo un par de grados arriba o abajo de nuestra temperatura normal (36º) nos pueden meter en problemas, así que es primordial entender cómo gana y pierde temperatura nuestro cuerpo para sacarle el máximo partido.

Durante el verano, parece que solo deberían preocuparnos las altas temperaturas, pero en esta estación es cuando se registran los mayores contrastes de temperatura entre la noche y el día, pudiendo llegar a los 20–25ºC de diferencia en algunas zonas. Así que debemos entender cómo funcionará nuestro cuerpo en ambos extremos para prevenir y en el caso de fallar en la prevención tratar de solucionarlo después. Nuestro cuerpo pierde o absorbe temperatura por diferentes procesos: radiación, convención, conducción y evaporación.

Para sobrevivir hay que prevenir

La planificación y la organización de la actividad que vamos a realizar es fundamental para buscar la mínima exposición al riesgo y prever posibles problemas:

Meteorología: saber a qué hora sale y se pone el sol, temperaturas, velocidad del viento, posibles tormentas, nubosidad… Estos datos nos ayudarán a adecuar la actividad.

Actividad: fijar hora de inicio, hora de finalización, materiales, evaluación de riesgos, etc. En caso de ser una ruta: mapas, brújula, localización de puntos de agua, refugios, rutas de escape y rutas alternativas…
Rescate: centros médicos próximos a la zona de realización de la ruta, equipos de comunicación (móviles, emisoras…), carreteras próximas, etc.

Médico: tener en cuenta las alergias, intolerancias, enfermedades, la medicación indispensable, etc.

Material básico: llevar alguna pieza de abrigo, una bolsa de basura industrial grande (nos servirá como saco de dormir improvisado, chubasquero, recipiente de agua, yesca...), un silbato para pedir ayuda (nos quedaremos sin voz rápido gritando) y un encendedor serán más que suficiente.

La mayoría de los problemas que podemos encontrarnos durante nuestras vacaciones  veraniegas son muy simples y basta usar la lógica para prevenirlos o ponerles remedio. Aquí te propongo soluciones que a mí me han funcionado.

Quemaduras solares:

Las quemaduras por exposición solar son típicas en verano, dependerán mucho de nuestro tipo de piel y aunque puede parecer algo sin importancia o que solo causa molestias en un grado bajo, puede ocasionarnos problemas a largo plazo pero también muy pronto. Una piel quemada no suda bien y el sudor es el principal sistema de refrigeración de nuestro organismo. Una de las máximas que sigo en mis viajes es “allá donde fueres haz lo que vieres”, de los habitantes de los diferentes desiertos que he visitado he aprendido a cubrir mi piel con ropa holgada y fresca, que además de proteger mi piel de la radiación solar, crea una cámara de aire fresco y húmedo que me protege.

Un simple enrojecimiento de la piel ya provoca molestias, dolor e hinchazón. Si además aparecen ampollas, estamos hablando del equivalente a una quemadura de segundo grado, puede provocar náuseas y mareos además de infecciones en caso de rotura de las ampollas.

Tratamiento: Colocar a la persona en la sombra y enfriar el cuerpo mediante paños empapados en agua fría o bañar a la persona directamente con agua fresca.

Deshidratación:

Para bajar su temperatura, nuestro cuerpo necesita la evaporación de sudor, un proceso que requiere un alto gasto de agua pero también de energía. Si nos quedamos sin agua nuestro cuerpo dejará de funcionar correctamente pudiendo producirse daño en órganos, convulsiones, coma y muerte. En ambientes selváticos o de alta humedad, cuesta mucho que el sudor se evapore, lo que hace mucho más difícil que nuestro cuerpo se refrigere. En estos casos, podemos llegar a perder más de un litro por hora y estar expuestos a complicaciones derivadas de una subida de temperatura.

Síntomas principales: sed, boca seca, dejar de orinar u orina escasa y oscura, piel seca, fría y arrugada, mareos, irritabilidad o apatía, dolor de cabeza, calambres musculares, ritmo cardiaco y respiratorio alto, ojos hundidos, delirios, inconsciencia, shock o coma que pueden llevar a la muerte.

Tratamiento: hidratar con bebidas frescas preferiblemente con electrolitos. Una de las técnicas que uso en supervivencia en mar es desalinizar agua marina, una vez conseguida, la mezclo en una proporción de tres partes de agua destilada por una parte de agua salada. Si usamos un poco la lógica, nuestro sudor expulsa agua y también muchas sales minerales en este proceso, así que no hay que olvidar reponer estas sales. En caso de shock o pérdida de conocimiento, llama a emergencias.

Golpe de calor:

Es un trastorno grave que sucede cuando cuerpo no es capaz de disipar el calor y su temperatura sube por encima de los 40ºC, afectando al sistema nervioso central pudiendo producir a un coma y a la muerte. Si esta situación te afecta estando solo (yo tuve suerte de que mi padre me auxiliara durante una competición de Rally Raid en Argentina) tienes muchas posibilidades de no sobrevivir.

Síntomas principales: pueden ser calambres musculares y agotamiento extremo con posible pérdida de conocimiento
Tratamiento: pedir ayuda urgentemente (teléfono emergencias), buscar un lugar fresco y tratar de refrigerar a la persona utilizando paños húmedos sobre la piel (evitar utilizar hielo), dar bebidas frescas como zumos o bebidas deportivas diluidas en agua.

Hipotermia:

Esta es quizás una de las situaciones más peligrosas y las que más rescates obliga a realizar. En los cruces de desiertos la estrategia es vital, pues puedes encontrarte con una diferencia de más de 40 grados entre el día y la noche, así que descansamos como podemos en sombras improvisadas durante el día y caminamos durante la noche para generar calor corporal.  Puede que en España las diferencias de temperaturas no sean tan extremas, pero os puedo asegurar que  pasar una noche al raso a cero grados en pantalón corto (por ejemplo, si te pierdes durante un trekking), puede poner en graves aprietos a cualquiera sin los conocimientos adecuados.

Si nos encontramos en la situación de no poder regresar (pérdida, lesión…), nuestro cuerpo utilizará espasmos musculares (tiritar) para generar temperatura con el consecuente desgaste físico. Cuando nos agotemos, se producirá lo que se llama muerte dulce, nuestro cuerpo se sumirá en un dulce sueño del cual no despertaremos… Así que, si te encuentras en una situación similar, nada de sentarse a descansar. Si no que tengo con que mantener o subir mi temperatura, toca caminar hasta que salga el sol, ¡aunque sea alrededor de un árbol!

Síntomas principales: temblor incontrolable (aunque puede desaparecer en el último estadio de la hipotermia), balbuceo al hablar, incapacidad para pensar con claridad, pérdida de coordinación, somnolencia, frecuencia cardiaca y respiratoria baja.

Tratamiento: subir la temperatura del afectado. Nuestro cuerpo emite temperatura por radiación, una forma sencilla de compartir calor es piel con piel, así que nos quitaremos la ropa nos abrazaremos y nos cubriremos con ella como si fuera una manta. En caso de no ser capaces de remitir la hipotermia, avisar a emergencias.

Ampollas

Sandalias de verano, zapatillas sudorosas, botas de montaña nuevas (yo he llegado a ver “guiris” subiendo a la montaña en chanclas y calcetines) con el calor y el sudor aparecen las ampollas y rozaduras que pueden convertir una actividad en pesadilla. Estas suelen surgir por el rozamiento o fricción y como todos sabemos, el roce y la presión continuados generan temperatura y de ahí la ampolla. No se os ocurra estrenar calzado el día de la actividad, adáptalo unos días antes. Un buen calcetín que nos permita llevar el pie seco y que no haga pliegues es otra de las partes de la prevención.

Síntomas: enrojecimientos y molestias al caminar.

Tratamiento: ni se te ocurra reventar las ampollas y quitar la piel, si lo hacemos estaremos expuestos a una infección que tratándose de los pies, puede traer complicaciones. Uno de los trucos que más utilizo si no hay opción de descansar y tengo disponibilidad en mi mochila,  consiste en hacerme un drenaje, coloco un hilo de coser en una aguja, lo empapo en yodo y atravieso la ampolla dejando el hilo dentro asomando, esto me permite reducir el tamaño de la ampolla para poder seguir la ruta, aunque no creo que les guste mucho a los médicos…

Si tenemos disponibilidad y hemos previsto este problema de antemano, existen apósitos especiales para ampollas en las farmacias que nos ayudarán con el problema, una vez puestos no los quites hasta que se solucione el problema o arrancarás la piel.

Diarreas estivales e intoxicaciones alimentarias

“Claro que es potable el agua de la fuente, llevo bebiéndola 70 años y estoy como un roble”, te dirá cualquier amable anciano en cualquier maravilloso pueblo. Y el agua estará fresquita y la beberás como la mejor del mundo después de un día caluroso de marcha… Más vale que lleves papel higiénico en cantidades industriales y posibilidad de encontrar agua potable si en las próximas horas empieza la diversión.

Las comidas en lugares exóticos también pueden dar muchos problemas por falta de medidas higiénicas, porque la han lavado con la maravillosa agua de la fuente de antes, o por las altas temperaturas que harán que alimentos sensibles como salsas, huevos, pollos, helados y demás empiecen a ser un maravilloso caldo de cultivo para las bacterias como la salmonelosis, shigelosis, listeriosis y otros “osis” que nos mantendrán varios días entretenidos corriendo de aquí para allá buscando baños.
Síntomas: retortijones, dolor de cabeza, dolor abdominal y pueden ir acompañados de vómitos y náuseas… Si la cosa se complica con mareos, fiebre dolor intenso etc. debes acudir al médico urgentemente.

Tratamiento: lo mejor es prevenir evitando beber agua de lugares no seguros. En nuestras travesías todo siempre pasa por el fuego, el agua se hierve y la comida (aunque sean insectos) se cocina. Si no vais a poder hacer fuego os recomiendo unos purificadores de luz ultravioleta o llevar un pequeño gotero con lejía apta para el consumo humano (mirar la etiqueta para ver proporciones), tanto para el agua que beberemos como para la que utilizaremos para lavar alimentos. Si tenemos probabilidad de conseguir limones, añadir su jugo al agua nos ayudará tanto a prevenir la diarrea como a aliviarla si no es muy grave.

Si ya estás de pleno con los síntomas, procura ayunar el primer día y el segundo empezar con el caldo resultante del arroz hervido. No olvides hidratarte continuamente con agua con limón e infusiones como manzanilla y te rooibós para contrarrestar las perdidas.
Por cierto, tengo algún compañero que en medio de uno de estos episodios no se le ocurrió otra cosa que tomarse un gel de esos de glucosa. Puedo deciros que no fue una gran idea. No lo hagáis…

Esguinces

Vas caminando y de golpe resbalas. Un mal gesto, una mala pisada y el tobillo se resiente… Hay muy pocos médicos capaces de discernir entre un tobillo roto o luxado sin una radiografía.

Síntomas: dolor, mucho dolor….

Tratamiento: si estamos en mitad de la ruta, olvidaros de quitar el zapato, el tobillo (es donde más torceduras se suelen dar) se inflamará e imposibilitará volver a poner el calzado, así que serás un tipo descalzo en mitad de la nada. Ataremos el calzado fuerte para que actúe como vendaje compresivo y trataremos de que el afectado camine para evitar que la lesión se enfríe. Si es un esguince leve, podrá proseguir. Si es una rotura, conviene evacuar.

Picaduras

Pueden producirlas los insectos (mosquitos, abejas, avispas, garrapatas, arañas, etc.) y otros seres vivos como las víboras, medusas, peces, etc. Es conveniente darles la importancia que tienen y tratar de conocer la fauna y las complicaciones que nos pueden traer según el lugar en el que nos encontremos. Si me preguntáis a mí, el ser vivo al que le tengo más tirria es al mosquito, en algunas zonas de marisma pueden llegar a ser realmente desesperantes además de transmitir enfermedades. Y al que le tengo más miedo es a la garrapata, no te darás cuenta de que te ha picado y puede infectarte de enfermedades muy complicadas que fácilmente pueden llevarte a un desenlace fatal.

Síntomas: picor, dolor, enrojecimiento de la piel, complicaciones derivadas de una reacción alérgica o shock anafiláctico (erupción cutánea, problemas respiratorios, inflamación…)

Tratamiento: dependerá del tipo de picadura, pero por norma general el amoniaco diluido funciona muy bien. En caso de shock anafiláctico, llevar antiestamínicos en nuestro botiquín pueden ahorrarnos un susto muy grave.
Uno de los trucos de mi abuelo consistía en empezar a comer un diente de ajo crudo en ayunas todos los días desde el inicio de la primavera. Podéis opinar lo que queráis, pero nunca vi a mi abuelo con una picadura de mosquito…

Recuerda que la mayoría de nosotros no somos médicos. Hay que usar el sentido común y cuando vemos algo que se sale de lo normal, recurrir a ellos.

Entender cómo funciona mi cuerpo y mi mente, sus necesidades y anticiparme a los posibles problemas al someterlo a un entorno concreto, son básicos para evitar problemas. Solo en el verano pasado en Aragón fueron rescatadas casi 500 personas. Un porcentaje muy alto podría haberse evitado simplemente tomando medidas preventivas, los equipos de rescate se juegan el tipo por nosotros, vamos a trabajar para que no tengan que hacerlo.

Un auténtico superviviente

Carlos Vico es autor de “Superviviente”, de Now Books (18,90 €), e imparte cursos de supervivencia en  www.survivalxtreme.com