Un nuevo estudio de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil) y de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) ha conseguido demostrar que la irisina, la conocida como hormona del ejercicio al segregarse en mayor cantidad mientras hacemos deporte, frena dos de las consecuencias del Alzhéimer: el deterioro cognitivo y del aprendizaje. Por el momento todos los ensayos de han realizado en ratones y se ha evidenciado que al entrenarnos y poner en acción el tejido muscular se producen liberación de irisina en nuestro organismo, que junto a su proteína precursora (FNDC5) tenñia como efecto lograr reducir el déficit de memoria.
Estos estudios sin duda refuerza el consejo de hacer deporte no sólo por mejorar nuestro cuerpo sino también para mejorar la salud de nuestro cerebro como medida de prevención de la demencia.