Pierde peso. La obesidad es uno de los factores más importantes a la hora de evaluar la cantidad de HDL.
Olvídate de las grasas animales. Las grasas vegetales son ricas en ácidos grasos monoinsaturados, que bajan el LDL y mantienen el HDL:
Muévete antes del banquete. Hay estudios que muestra que el ejercicio previo a la toma de grasas estimula una enzima, la lipoproteinainlipasa, que ayuda a producir más HDL: El nivel de esta enzima llega a su máximo 12 horas después del ejercicio, así que puede ser una buena estrategia la de ejercitarse por la mañana para estar preparado para una cena fuerte.
Tabaco o salud, elige. Una semana después de dejar el tabaco los niveles de HDL suben espectacularmente.
Naranjas a tope. Los flavonoides contenidos en las naranjas hacen aumentar la cantidad de HDL presente en sangre.
Quema 1500 calorías extra por semana. Si llevas a cabo una actividad aeróbica que te permita consumir alrededor de 1500 kcal/semana aumentarás tu HDL. Lo ideal son cuatro sesiones de media hora a la semana de bici, carrera a pie, natación o una hora de caminata.
Analízate. Esto no te va a aumentar el HDL pero te va a permitir ser consciente de por dónde lo tienes. Preocúpate si estás por debajo de los 35 mg/dl (miligramos por decilitro de sangre) y pregúntale a tu médico.