Están demostradas científicamente las ventajas de los cereales integrales o de grano entero. Los nutrientes y fotoquímicos, que están sobre todo en la capa exterior del grano (el salvado), tiene efecto antioxidante. El grano nos aporta una importante cantidad de fibra, magnesio y vitaminas B y D. Es cierto que también surgió hace un año un polémico estudio que no dejaba tan claras las ventajas del pan integral sobre el blanco (https://www.sportlife.es/nutricion/articulo/pan-integral-no-mejor-blanco).
En principio las ventajas parecen claras, ¿pero es el realmente integral el pan que ahora mismo nos venden como integral? El problema empieza con la actual regulación que no puede ser más simple: “Pan integral es aquel elaborado con harina integral y esta es aquella que corresponde con la del grano del cereal integro”. El problema es que no marca el porcentaje de integral que debe llevar. Esto permite que en el supermercado haya galletas integrales que tienen menos de un 10% de harina integral y el resto sea refinada. O nos venden como integral un pan cuya harina es 100% refinada pero al que le han añadido a posteriori el salvado. En países como Holanda no puede etiquetarse un pan como integral si la harina no es 100% integral (el 90% en Alemania, por ejemplo).
Ahora el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente está preparando una nueva ley de calidad del pan que va a ser mucho más exigente, exigiendo a un pan para que sea integral que sólo se emplee harina integral en su fabricación. Si es 100% integral sería obligatorio decir el porcentaje de harina integral que se ha usado.
Si quieres saber más, en este artículo tienes un tabla con las diferencias nutricionales entre el pan blanco, el pan integral comercial, el pan integral con levadura madre y el pan artesanal. https://www.sportlife.es/nutricion/articulo/Que-tipo-pan-es-mejor-para-ti