Vida Sana

Cómo limpiar de virus la compra de un deportista

Tanto si acudes a comprar tus productos de primera necesidad, como si recibes en tu domicilio paquetes que has pedido por Internet, te damos las claves para higienizarlos antes de utilizarlos.

Redacción Sportlife

5 minutos

Cómo limpiar de virus la compra de un deportista

Al mismo tiempo que el coronavirus se expande, los investigadores y científicos trabajan a marchas forzadas para comprender la capacidad de supervivencia y el poder infeccioso del COVID-19 fuera del cuerpo humano, que es el escenario ideal para sobrevivir y, lo más preocupante, para reproducirse.

A la cabeza están los estudios realizados por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., la Universidad de California en Los Ángeles y la Universidad de Princeton y los resultados han sido publicados el pasado 17 de marzo de 2020 en The New England Journal of Medicine.

La importancia de la superficie

Se ha demostrado que el virus puede mantenerse vivo por horas e incluso días, dependiendo del material sobre el que se encuentre. Un porcentaje muy reducido del virus puede estar activo en las secreciones humanas hasta tres horas: cada vez que un infectado tose puede producir hasta 3.000 gotitas de secreciones. Esas partículas pueden caer en diferentes superficies y estos son los resultados obtenidos en lo referente a la resistencia del virus y a la capacidad que tendría de infectar a nuevos individuos que entrasen en contacto con las mismas:

  • 5 Días en el papel satinado (brillante)
  • 4 Días en madera o vidrio
  • 72 Horas en el plástico
  • 24 Horas en el cartón
  • 3 Horas en el aire
  • 1 Hora en telas y tejidos (dependiendo del tejido)

Aún no está claro cuánto tiempo puede sobrevivir el virus en la ropa y otras superficies más difíciles de desinfectar, pero se estima que muy poco, debido a la alta porosidad de estos materiales: el virus no permanece en la superficie y es difícil el contagio directo.

Nuevos gestos

Sólo existe una manera de que podamos contaminarnos al tocar una superficie infectada: a continuación llevarnos las manos a la boca, la nariz o los ojos. Tocarse la cara no debería ser problemático, pero si la contaminamos tendríamos los virus muy cerca de las mucosas donde sí causaría una infección.

Si no nos ha tosido en la cara, a menos de dos metros, una persona infectada, la única forma de contagio posible es que nos hayamos contaminado nosotros mismos al tocar con nuestros dedos, previamente infestados, en boca, nariz u ojos. O, en su defecto, que hayamos ingerido algún alimento que tuvieras virus del COVID-19 en su superficie: pero el contagio más habitual es por contacto.

Tan simple como eficaz

La opción para desactivar el virus de nuestras manos (Journal of Hospital Infection) es muy sencilla: haciendo un lavado meticuloso con agua y jabón. No vamos a abundar en el método, porque ya se ha difundido en infinidad de canales, pero sí vamos a incidir en cómo desinfectar las superficies que pudieran estar contaminadas: utilizando agua con una dilución al 0,5% de hipoclorito de sodio (lejía doméstica) o, la más sencilla, impregnando la superficie con agua jabonosa.

¿Jabón milagroso?

Sólo conociendo la naturaleza del coronavirus entenderemos porqué es tan eficaz el jabón para desactivarlo. El COVID-19 es un virus envuelto por una capa externa de membrana lipídica (lipoproteína), algo así como si estuviera recubierto de grasa. El agua jabonosa (como el alcohol etílico, lejía, amoniaco…) tiene la capacidad de disolver esta capa de grasa, momento en el que el coronavirus no es que haya muerto (porque no estaba vivo) si no que se ha desactivado y ha perdido la capacidad de infectarnos.

Esta presentación es deliberadamente esquemática y, aunque responde a una realidad científica, hemos evitado utilizar un lenguaje complejo para facilitar su comprensión por cualquier lector.

De vuelta del mercado

Por lo expuesto en los capítulos anteriores podrás deducir que cualquier cosa que entre en nuestra casa podría venir contaminada: tanto si nos la trae un repartidor, como si hemos hecho nosotros la compra. Ante todo, lo más importante: LO QUE TOQUES CON LAS MANOS PODRÁ QUEDAR CONTAMINADO POR EL COVID-19.

Y ahora vamos a ver la rutina de desinfección:

  • Prepararemos en un barreño agua jabonosa que, podría estar reforzada por la adición de un chorrito de lejía (con 20 cc por cada litro de agua tenemos la solución segura). Nos acompañaremos de una bayeta de microfibra.

  • Lo que entre en casa irá directamente a una superficie limpia (una encimera de la cocina, por ejemplo) cubierta por unos plásticos y de ahí procederemos a su higienización.

  • Productos envueltos en bolsas de plástico: empaparemos la cubierta con la solución jabonosa y la aclararemos si podemos al chorro o, en su defecto, la secaremos con papel (que tiraremos a la basura). Si dejamos actuar el jabón entre 30 segundos y un minuto antes de aclarar será más eficaz.

  • Productos envueltos en papel o cartón: eliminaremos la cubierta, evitando que el contenido interior se contamine durante esta manipulación, cambiándolo de protección externa (panes, frutas…) para lo que podremos utilizar nuevas bolsas de papel o plástico perfectamente esterilizadas. En caso de no poder deshacernos del envoltorio lo lavaremos a conciencia con agua jabonosa y una bayeta de microfribra, que aclararemos de manera continua. Es mejor que la bayeta no esté muy escurrida, para que la superficie se empape bien del agua jabonosa.

  • Productos frescos vegetales: (frutas, verduras, hortalizas…) directamente los lavaremos, sumergiéndolos en la pila o en un barreño con una disolución de lejía (20 cc por litro de agua). Aunque sean productos que podamos pelar antes de consumir hay que lavarlos a conciencia antes de guardarlos en la nevera. En el caso de hojas de lechuga frescas (no envasadas) podemos meterlas en una bolsa de plástico nueva y lavarlas en el momento de consumirlas, pero hay que tener presente que podemos contaminar nuestras manos en el momento de prepararlas para el consumo final.

  • Carnes y pescados: al cocinarlos el virus quedará desactivado, por lo que es muy importante no consumir este grupo de alimentos crudos. En la nevera los guardaremos dentro de una bolsa nueva y limpia, para evitar contaminar otros alimentos.

  • Quesos: los que disponen de cubierta plástica se lavan como cualquier producto plástico. Si tuviesemos que desinfectar quesos con cubierta desprotegida habría que rasparlos con mucho cuidado, eliminando la capa superficial (después lavar bien las manos, cuchillos...).

  • Superficies de metal, cerámica, plásticos…: las lavaremos a conciencia con agua jabonosa o rociándolas con una solución alcohólica (dejar actuar 1 minuto).

  • Prendas de vestir, elementos textiles: lavado separado del resto de la colada.

  • Finalizar la desinfección. Primero tiraremos a la basura todos los plásticos, papeles y cartones que hayan intervenido en este proceso de limpieza, después lavaremos a fondo todas las superficies sobre las que hayamos trabajado, también limpiaremos picaportes, tiradores, interruptores de la luz... y al final nuestras manos. Es recomendable que sólo trabaje una persona en la zona donde se haga esta limpieza y, hasta que no se haya recogido todo, que nadie más permanezca en ese mismo lugar.

En síntesis esta es la mecánica que deberemos seguir para desinfectar todas nuestras compras: la metodología es similar para cualquier otro material que debamos higienizar. Si han entendido cómo se desactiva un coronavirus necesitarás pocas explicaciones más.

A continuación te mostraremos cómo hemos desinfectado un artículo que ha llegado a nuestra casa particular.

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