¿Qué semillas son las que más ventajas nos aportan al incorporarlas a nuestra dieta?
Ahora mismo la que está en boca de todos (nunca mejor dicho) es la quinoa. Se caracteriza por ser una proteína vegetal de alto valor biológico. Es la semilla que más aminoácidos esenciales concentra. Es una fuente destacada de calcio y de minerales que como el litio no es fácil de encontrar en un alimento y que ayuda a estabilizar nuestro sistema nervioso. La quinoa se ha convertido en imprescindible para la dieta de los vegetarianos.
También está entre las semillas más vendidas la chía, que favorece el tránsito intestinal y la función prebiótica que ayuda a mantener en los niveles correctos nuestra flora intestinal. A destacar que es rica en boro, un mineral escaso y que ayuda a cuidar nuestros huesos y la piel. Muy interesante para las personas que están tratando de perder peso gracias a su efecto saciante.
El lino es una buena alternativa a la chía (que es bastante más cara). Este grano destaca por ser rico en zinc, hierro y selenio, lo que hacen del lino un potente antioxidante y una buena opción para personas son anemia o para los deportistas en periodo de intenso entrenamiento.
El sésamo también está muy de moda y no sólo por ser usado cada vez más por los más conocidos cocineros sino también por sus propiedades nutricionales. Es una de las mejores fuentes de calcio (lo que hace que se recomiende a las mujeres en estado de gestación).
Menos conocido es el cáñamo, que destaca por su efecto antiinflamatorio y que tiene efecto laxante.
Y todavía menos común es ver en las cocinas la semilla de amapola (sólo suele emplearse en repostería). Se recomienda para personas con insomnio.
¿Y cómo se toman las semillas? La quinoa se cocina pero el resto se toman en su estado más natural, sin ser tostados, siendo suficiente dos cucharadas pequeñas al día. Un truco: es importante masticarlas bien ya que la mayor parte de los nutrientes se encuentran en el interior debajo de la capa de fibra protectora.