En una dieta equilibrada, entre un 55 y un 65% de las calorías totales deben proceder de los carbohidratos, más de la mitad en relación con los demás nutrientes. Todos los carbohidratos acaban por transformarse en glucosa o glucógeno, que es la forma con la que nuestro cuerpo puede obtener energía. La digestión es el proceso por el que los alimentos se van degradando hasta convertirse en moléculas más pequeñas, que finalmente acaban por ser glucosa.
¿Y si tomo más calorías en forma de hidratos de carbono que las recomendadas? Si te pasas… engordarás, porque el exceso de glucosa se convertirá en grasa, para estar disponible en los casos de urgencia, y esa grasa va a parar a tu zona abdominal, caderas, glúteos, etc.
Los hidratos de carbono son abundantes en la pasta, el arroz, los cereales, las legumbres, la miel, el azúcar, el pan, las frutas y las verduras.