¿Recuerdas cuando te decía tu madre lo de comer despacio y masticar bien? Pues ahora resulta que comer rápido no sólo provoca que te siente mal la comida, también te hace ganar peso y es que los científicos de la Universidad de Osaka han encontrado que hay relación entre la velocidad a la que se consume un alimento, la sensación de saciedad y la obesidad.
Entre los 3.000 voluntarios estudiados, los que comían rápidamente tenían un 84% más de probabilidades de ser obesos en el caso de los hombres, mientras que las mujeres era casi el doble.
Los expertos recomiendan masticar bien y comer despacio para dar tiempo al estómago a mandar señales al cerebro de que está lleno y pare de comer.
Comer rápido es un mal hábito que aprendemos en la infancia y puede ser cambiado fácilmente con un poco de voluntad, basta masticar bien los alimentos en la mesa, disfrutando de una buena conversación para enlentecer el ritmo de la comida.
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