- Apuesta por los carbohidratos integrales: pasta, pan y arroz, siempre en su versión integral.
- Una gran razón para tomar chocolate: mantener unos buenos niveles de zinc (tomando unos 25 mg. al día) es importante, pues este mineral fortalece el sistema inmune y reduce la inflamación y es un buen antioxidante. Entre otros alimentos lo contiene además la calabaza, el germen de trigo y las ostras.
- Disfruta de un buen café. Protege contra la diabetes, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y la de Alzheimer, siempre y cuando se tome de forma moderada, no más de 3 a 4 tazas al día. Mejor natural que torrefacto: contiene más antioxidantes. El café instantáneo es el que menos beneficios nutritivos aporta.
- El té, no solo a las cinco. Esta bebida contiene un importante contenido en catequinas, polifenoles de gran efectividad contra los radicales libres, además de tener propiedades anti-inflamatorias. La dosis recomendada es de 6 a 12 tazas diarias.
- El té blanco es el más antioxidante de todos, seguido por el té verde. En hojas tiene más propiedades beneficiosas que en bolsita.
- Los azúcares y harinas refinadas, en exceso favorecen la formación de radicales libres y también la inflamación crónica del organismo.
- Una manzana al día. Todas las variedades de manzana (roja, verde y gala) son ricas en compuestos antioxidantes, ¡su buena fama está fundada!
- Descubre el caqui: esta fruta, al igual que el persimón, es un poderoso arma anti radicales libres.
- Los frutos del bosque – arándanos, frambuesas, moras – son auténticas joyas: bajas en calorías y repletas de antocianinas, compuestos anti radicales muy poderosos.
- Consume alimentos ricos en vitaminas C y E: Ambas favorecen el sistema inmune y tienen un efecto anti-inflamatorio. Se recomienda tomar de 500 a 1.000 mg al día de vitamina C y de 100 a 400 UI al día de vitamina E. Varios ejemplos: pimientos, espinacas, nueces, aceite de oliva…
- Y después de comer, un poco de sol. ¡Pero un poco! La vitamina D ayuda a neutralizar radicales libres y los riesgos de enfermedades degenerativas. Bastan 20 minutos al día de exposición moderada al sol para mantener unos niveles aceptables de vitamina D.