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El coche que reacciona en 10 milisegundos

Ponemos a prueba en Suecia el sorprendente Ford Edge 2019

Juanma Montero

6 minutos

El SUV que te lleva al fin del mundo

Suecia fue el escenario elegido para la presentación en Europa del nuevo Ford Edge, un SUV totalmente renovado y con muchísima tecnología de ayuda a la conducción enfocada a la seguridad. Hasta allí fue Sport Life para probar de primera mano las excelencias de este coche, sobre nieve y hielo a ver si en manos de unos conductores novatos también salían a relucir todas sus virtudes.

De entrada nos llamó la atención su tracción inteligente, con una CPU que calcula en 10 milisegundos lo que el coche necesita, pasando de tracción 100% a las ruedas delanteras a tracción total, con el par de fuerza óptimo en cada rueda, una interesantísima innovación para los Edge 2019 que supone una revolución, no solo por la seguridad y rendimiento, sino también por el ahorro que supone al ser el único con tracción inteligente que funciona con tracción exclusivamente delantera en condiciones normales: menos consumo de combustible y menos desgaste de ruedas.

Llegamos de noche al pequeño aeropuerto de Are-Ostersund y allí ya empezaba la aventura, íbamos a conducir sobre carreteras heladas hasta nuestro hotel, el Copperhill Mountain Lodge, a través de un precioso trayecto de 90 km.

El SUV que te lleva al fin del mundo

“Tranquilos, hemos equipado a los Ford Edge con ruedas de clavos Michelin, que además de agarrar muchísimo no hacen nada de ruido comparadas con otros neumáticos de clavos, pero de todas formas hay que poner atención en la ruta, no es raro encontrarse renos cruzando la carretera por la noche y las reacciones del coche sobre el piso helado no son tan directas como cuando hay asfalto seco y caliente".

Ya esa primera experiencia de conducción en una noche gélida nos dejó claro que, con el Edge, cuando las cosas se complican la tecnología se pone de nuestro lado y que no hay que ser ningún experto al volante para enfrentarse a condiciones más duras de lo normal. Con unas luces adaptativas que nos permitían apreciarlo todo con nitidez, con su volante y asientos calefactados, notando que el coche reaccionaba con precisión nos sentíamos seguros a pesar del frío y la nieve.

CASI CONDUCE SOLO…

El control de crucero adaptativo nos permitía mantener la distancia con el coche de delante sin esfuerzo y sin tensiones: el coche va ‘viendo’ y manteniendo los metros necesarios para evitar colisiones, frenando él solo si es preciso. Además también cuenta con guiado automático de carril y, si tú quieres, va leyendo las líneas de la carretera para conducir él solito sin salirse de su carril…es espectacular, nos soltábamos las manos del volante y el Edge iba girando con total precisión cuando llegaban las curvas, aunque eso lo hicimos simplemente como demostración, no está pensado para que dejes de prestar atención a la carretera y te sueltes de manos, pero es una excelente demostración para saber que un pequeño descuido por nuestra parte no tiene por qué suponer un accidente.

El SUV que te lleva al fin del mundo

Por suerte hubo funciones de las que no llegamos a comprobar su eficacia, como la frenada post colisión o el asistente de conducción evasiva. Saber que están ahí da mucha tranquilidad cuando se viaja. El primer rasgo permite en caso de impacto que el coche automáticamente se detenga con suavidad, aunque tú no toques el freno, algo más que posible si te asustas o si te desvaneces. El asistente de conducción evasiva gira para evitar un posible impacto con un obstáculo imprevisto que aparezca en nuestra trayectoria, ¡una pasada! También aplaudimos el detector de ángulo muerto, que nos avisa si algún coche, moto, bici…se sitúa en esa delicada zona en la que no ves nada por ninguno de los retrovisores.

¡A DIVERTIRSE!

El día siguiente también nos iba a dar una buena dosis de emociones a bordo de los Ford Edge. Después de un buen desayuno y de asignar los vehículos a cada uno de los periodistas fuimos conduciendo por rutas totalmente nevadas hasta una zona especial en la que tuvimos dos pruebas muy diferentes, una muy lenta, otra bastante rápida y, las dos, emocionantes.

El circuito inicial era un recorrido tortuoso a través de un bosque, estrechísimo, que nos hacía mirar por los retrovisores laterales constantemente para tratar de no impactar contra ningún árbol. El terreno tenía cerradas curvas, pasos a media ladera que daban mucha impresión en los que el Edge ni se inmutaba, y la guinda del pastel, un paso por una especie de balancín de troncos que he de reconocer que me impresionó mucho… En esa zona había un instructor fuera, ¡menos mal!, para guiarnos y darnos confianza. “Avanza así, recto, un poco más a la derecha…sigue…"

Había que apuntar recto hacia un puente de troncos longitudinales, unidos por unos travesaños, que miraban hacia el cielo, sobre los que poner cada una de las dos ruedas delanteras. Perdí de vista los troncos antes de llegar a contactar con ellos y acelerando con mucha suavidad dejé que el Edge hiciera su trabajo…se puso ‘en caballito’ y solo veía nubes por el parabrisas delantero. Fe ciega, un poquito más de acelerador y de repente el balancín se eleva de atrás y nos empezamos a inclinar hacia abajo a toda velocidad.

El SUV que te lleva al fin del mundo

“¡Frena fuerte, ahora!"

Hubo un poco de bamboleo pero las suspensiones absorbieron el aterrizaje de forma ejemplar, como si hubiéramos caído sobre un colchón de plumas. El resto del circuito, después de esto, me pareció cosa de niños a pesar de sus estrecheces y sus zonas deslizantes. No soy ningún experto y estaba recorriendo zonas que solo de verlas daban ‘miedito’, ¡buen tanto para el coche!

¡DADME PISTA!

La siguiente prueba era sobre una pista de hielo, ¡qué chulada! De nuevo tuve un instructor, pero esta vez dentro del coche, conmigo, así que me sentí como Carlos Sáinz con mi propio Luis Moya particular. Que el Ford Edge corre es un hecho indiscutible, los 238 caballos de la versión deportiva ST-Line se ponen muy contentos cada vez que el pie derecho pisa el acelerador, pero una pista de hielo es otro mundo, aquí tanto corcel desbocado solo supondría que nos estampáramos con el final de la recta principal a velocidad inhumana salvo que fuéramos muy expertos así que la electrónica cobra protagonismo…afortunadamente.

Los controles de estabilidad y de tracción inteligente a las 4 ruedas son sorprendentemente eficaces para hacernos creer que somos muy buenos conductores en tan complicadas condiciones. Te mantienen en la pista casi aunque tú no quieras…aunque en honor a la verdad he de decir que en una curva exploré el terreno circundante con el Ford, terreno que por suerte no contenía ningún obstáculo. Es difícil ir rápido sobre hielo, sobre todo cuando empieza a derretirse, hay una primera capa sin consistencia y uno se cree que el campeón del mundo de rallyes no le saca tanto... Afortunadamente su cambio automático de 8 velocidades nos permitía tener un aspecto menos del que preocuparnos. Su funcionamiento es totalmente natural, con el escalonado perfecto entre marchas y con comportamiento de coche manual, vaya, que no se queda muerto cuando dejas de acelerar ni cuando bajas una cuesta.

El SUV que te lleva al fin del mundo

Ir al volante de un coche como el Edge engancha, eso me quedó claro cuando ofrecieron poder repetir y fui de los primeros en levantar la mano. La tecnología Ford Co-Pilot360 es lo que tiene, da muchísima seguridad y no le resta placer a la conducción.

PLACER, ¡Y MUCHO!

No puedo olvidarme de mencionar lo bien que se escucha la música dentro del Edge. Un sofisticado sistema de sonido de Bang Olufsen, que equilibra la intensidad de cada altavoz y tiene en cuenta dónde te ubicas, es un puro placer a poco que te guste la música. Llevar banda sonora con bajos potentes y agudos definidos en medio de esas vistas heladas parecía casi como de película.

El SUV que te lleva al fin del mundo

Por supuesto, si necesitas llevar tus trastos deportivos su interior se modula plegando o desplegando las banquetas de los asientos para disponer de mayor o menor espacio según tus necesidades.

El SUV que te lleva al fin del mundo

Hay tres diferentes motorizaciones para el Ford Edge: 2 litros EcoBlue (150 CV) con tracción delantera y cambio automático de 8 velocidades, 2 litros EcoBlue (190 CV) con tracción total inteligente y cambio manual de 6 velocidades y 2 litros EcoBlue (238 CV) con tracción total inteligente y cambio automático de 8 velocidades. Además hay cuatro niveles de acabados, desde el más básico Trend al lujoso Vignale, pasando por el Titanium y el más deportivo ST-Line.

Puedes conseguir un nuevo Ford Edge desde 38.112 €.

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