Buenos días,
hoy no os voy a contar de como me encuentro tras la prueba de Lisboa donde vencí en mi categoría y tras los numerosos machaques de esta semana, donde la máquina de hacer millas parece que no para ya que justo dentro de un mes disputaré la maratón de Oita en Japón, donde espero realizar como mínimo marca de la prueba (1h43min46seg) y, a ser posible personal (1h42min05seg)...
Quiero hablaros de un fenómeno que está aconteciendo en el movimiento paralímpico contemporáneo... Hace unos meses debatía con unos compañeros que ocurría con el combinado nacional y el porqué de la debacle de España en el medallero de los Juegos Paralímpicos, en la charla se incluían cuestiones del tipo ¿Recuerdas las más de cien medallas de Barcelona 92? ¿Qué ha sucedido con España en estos años donde la cifra ha decaído hasta cifras inusuales? (106 Atlanta, 102 Sydney, 71 Atenas y 58 Pekín) ¿Como con un plan ADOP creado en el 2004 y donde se dispone de hasta 17 millones de euros de presupuesto para optimizar el rendimiento del atleta paralímpico sigue disminuyendo la obtención de medallas? ¿No ha facilitado la inclusión de deportistas paralímpicos en Centros de Alto Rendimiento su mejora cualitativa en el rendimiento?... Antes de contestar a dichas preguntas podemos decir que en la situación del medallero no se ha bajado precipitadamente (5º puesto Barcelona al 7º en Atenas y 10º en Pekín), por lo que esto nos proporciona un dato clave... "El despertar de África, Asia y Suramérica en los Juegos".
Hay un fenómeno claro que ha provocado que ese pastel que se repartían mayoritariamente los países del hemisferio Norte, comience a compartirse también con África y otros países que por motivos económicos y de infraestructura no podían formar parte de los países participantes ó lo hacían de manera minoritaria e incluso con carencias enormes en su estructura de desarrollo y mejora de rendimiento de sus deportistas.
Ahora no nos vale entrenar al máximo ó prometerle a nuestro atleta (como antaño sucedía), si entrenas lograrás una medalla, aunque apliques los últimos elementos claves en la ciencia multidisciplinar del entrenamiento (entrenamiento en altitud, mediciones de variables que midan la adaptación de las cargas, una nutrición exquisita, aplicación de estudios biomecánicos, etc...)
El condicionamiento genético del deportista es clave y rara vez cuando un atleta no ha destacado en los primeros años de competición, mostrando una precondición genética y destrezas motoras para su prueba, este no obtendrá un salto hacia las primeras posiciones del ranking mundial.
Atrás quedan aquellos gloriosos años donde algunos atletas (por falta de desarrollo en su prueba) se colgaban el oro desde los 100m hasta los 800 y del 1500 a la maratón), pero esto va a desaparecer, aún así, las mejoras de los récords del mundo actuales en las pruebas del calendario paralímpico siguen obteniéndose con saltos muy significativos. Nadie bate un récord Olímpico en maratón ni siquiera por más de treinta segundos y hay récords inmóviles, mientras que en el deporte paralímpico siguen habiendo mejoras de hasta tres segundos en pruebas como el 1500, lo que demuestra que sigue en expansión el "paralimpismo".
Pronto veremos etíopes y keniatas deficientes visuales correr en menos de 28min30seg un diez mil, pues si además de ser mejores genéticamente, disponen de una cantidad de corredores jóvenes, algo que en Europa carecemos y recuerden que donde no hay base, no se puede conseguir una buena cima de la pirámide. Este fenómeno se relaciona con el fenómeno sociológico de una sociedad donde las necesidades básicas están plenamente cubiertas y los niños en lugar de trepar a los árboles y jugar al pilla pilla, se dedican a encender sus ordenadores en casa y videoconsolas, algo que va a limitar mucho la práctica deportiva de los mismos, por no decir, que la capacidad volitiva de ese sujeto será nula para someter a su organismo cuando sea adulto a un régimen espartano de modus vivendi, a diferencia de esos niños africanos que siguen recorriendo con sus madres hasta quince kilómetros diarios para recoger agua al pozo y abastecer a su clan de agua ó como hacía el gran Haile Gebresselasie que recorría diez kilómetros corriendo para ir a la escuela y que al regresar todavía se encargaba de arar las tierras de su padre con la ayuda de un viejo asno que tiraba de un "prehistórico" arado (a ciertas zonas del cuerno de África no han llegado los tractores).
En la Media Maratón de Lisboa hice un estudio sociológico de dos atletas profesionales con realidades totalmente opuestas. Lucas Rotich (Kenia) que acabó segundo en la Media Maratón (1h01min37seg) me comentaba que la única forma de ofrecerle a su familia tranquilidad y sustentabilidad económcia era entrenando tres veces al día a las seis de la mañana y en ayunas, a las diez y media y a las tres, acostándose diariamente a las nueve de la noche... Yo he realizado esto en numesos campos de entrenamiento y la sensación de coma inducido tras cada sesión, no te la quita nadie.
El otro atleta al que estudié era el campeón Europeo de Maratón y cuarto clasificado en los Juegos de Atenas (el blanco que más cerca de los Africanos corre), el Suizo Viktor Rothlin que acabó en la Media Maratón en undécima posición (1h04min46seg) y que pasa cuatro meses del frío invierno Suizo en kenia, algo que le permite tener un punto de vista muy objetivo de la situación de distanciamiento entre dos polos opuestos como él me relataba... El atleta africano ve en el atletismo una salida a la situación de hambruna que atraviesa su familia, mientras que el Europeo lo hace por puro placer y como actividad catártica (proporciona bienestar). Los atletas blancos que nos acercamos más a ese rendimiento es debido a que copiamos la sencillez de sus días, ya que ellos siguen disfrutando de las charlas familares tomando el sol ó el silencio acompasado con una taza de té pero a mí no se me ocurre entrenar como a ellos, sinceramente sería un suicidio.
Con esta pequeña descripción de las dos realidades (hemisferio Norte-Sur), exceptuando Australia/Nueva Zelanda, se ve claramente que cuando facilitemos esa oportunidad a África, seguirá cogiendo ese trozo de pastel que durante tantos años las primeras potencias mundiales le hemos "robado". A países como España nos tocará invertir en las futuras generaciones y a "conformarnos" con reconocer que en sociedades donde la condición biológica del individuo está desarrollada hasta límites extremos, ello facilitará un tremendo rendimiento en Juegos Paralímpicos cada vez más justamente expandidos geograficamente.
Saludos atléticos,
Santi