¿Dolor? Aquí ando tumbado en el sofá del Lobby del Marriott de Boston, esperando a que el transporte llegue en unas horas, para llevarme a mi y a todo mi material (locura de logística), al aeropuerto, para volar esta tarde a Londres.
En Londres tengo dos primeras misiones que acomenter:
- Encontrar a un soldador que solde la barra que une el guardabarros al cuadro central.
- Recuperarme del viaje, de la prueba de ayer y de todo el estrés que genera moverte con tanto material.
Estoy contento con mi crono de ayer, pues hizo bastante viento durante toda la prueba, arrastro molestias en mis piernas que desde el kilómetro 30 son bastante severas y, fui solo durante toda la prueba (lo del guardabarros sólo me alarmó en los últimos 8 kilómetros).
Ayer cené con unos amigos, entre ellos estaba James, un atleta con una “diferente condición", que se pone sus ortesis y puede correr maratones, siendo un ejemplo para todo el gran colectivo que representa ¿Qué supone cruzar la línea de meta en cinco horas? Supone un elemento de concentración y de autoexigencia mucho mayor que el de los atletas que lo hacemos en menos de dos horas.
Hoy he seguido las directrices del nutricionista Asker Jeukendrup, que recomienda un desayuno rico en proteínas y carbohidratos el día posterior a la prueba, así que he ido al famoso Thortons de Boston y, junto a mi atleta Jose he desayunado el clásico cereal caliente “Oatmeal" y una omelette de verduras, jamón y pavo ¿Imagináis el tamaño de esta si la compartimos?
Próxima parada Londres y como afirma el runner nipón Yuki Kawauchi
"¡El sufrimiento es opcional! ¡El dolor es inevitable!"