Probablemente lo más importante para tratar una lesión es, no tenerla. Realizar un programa preventivo es fundamental para evitar la lesión. Las lesiones más frecuentes del corredor suceden en los miembros inferiores (tabla-1). Una vez conocidas las lesiones más frecuentes del deporte que se practica, en este caso el running, habrá que determinar los posibles factores desencadenantes de las lesiones y si es posible poner algún tipo de solución.
Los factores de riesgo para presentar una lesión deportiva, pueden ser intrínsecos, los cuales hacen referencia a las características biológicas y/o psicológicas de la persona, tales como edad, sexo, características morfológicas, fatiga muscular, desequilibrios musculares, pobre propiocepción... Por otro lado, estos factores pueden ser extrínsecos, los cuales están relacionados con el deporte, el equipamiento, la superficie donde se entrena o donde se realiza el deporte, calzado, condiciones climáticas...
Vamos a analizar algunos de los factores más determinantes a la hora de presentar una lesión en el runinng. No obstante, partimos de la base de que cuando se ha producido una lesión previa, hay mayor probabilidad de que esa lesión se repita. Frecuentemente, los corredores profesionales y los populares, quieren volver a la actividad deportiva cuanto antes y comienzan a entrenar antes de lo debido, sin haber realizado una readaptación planificada al runinng, tras la rehabilitación o incluso sin terminar la misma. Este factor de riesgo, lesión previa, puede facilitar la cronificación de una lesión.
Alteración propioceptiva
La posición articular está influenciada por diferentes receptores, aunque en el trabajo de prevención los mecanorreceptores son los más importantes. Estos están localizados a nivel muscular, tendinoso, ligamentoso y capsular. Estos mecanorreceptores pueden perder su eficacia por la aparición de fatiga y, como consecuencia, una pérdida de la capacidad propioceptiva de la posición articular.
La persistencia de una alteración propioceptiva favorece la aparición de una recidiva o incluso la aparición de una nueva lesión.
El trabajo propioceptivo es preciso mantenerlo tras la incorporación al entrenamiento normal y a la competición.
Falta de fuerza
Diversos trabajos muestran que un déficit de fuerza por encima del fisiológico entre músculo agonista y antagonista alrededor de una articulación, es un factor de riesgo. Habitualmente es lo que sucede en lesiones de la musculatura isquitibial o isquiosural.
La estabilidad de una articulación depende de estructuras pasivas y de la musculatura (estabilizador activo). Una alteración de la fuerza va a provocar una disminución del control de la articulación.
Flexibilidad
La flexibilidad, como cualidad física, engloba la movilidad articular y la extensibilidad muscular. Es uno de los parámetros más importantes a trabajar para evitar la aparición de lesiones, especialmente a nivel muscular.
En la realización de estiramientos, hemos de tener en cuenta que las técnicas pasivas inciden de forma predominante en la elongación de los componentes articulares y de las fibras musculares, mientras que en las técnicas activas llegarán a alongar de forma considerable el componente miotendinosos y el resto del llamado tejido elástico del músculo, zonas que son realmente importantes de estirar para prevenir lesiones y aumentar el rendimiento deportivo. Es importante evitar los estiramientos pasivos de duración prolon
Por todo lo visto anteriormente, es preciso trabajar los distintos aspectos (propiocepción, fuerza y flexibilidad) para ser eficaces en la prevención de la lesión en el corredor. Podemos usar este tipo de trabajo como parte de la sesión del entrenamiento o que se realicen en los días que tenemos dedicados al descanso.