Esta simpática madrileña de 54 años ha perdido “solo" 11 kilos, pero ha experimentado una increíble pérdida de volumen en menos de seis meses. Siempre había sido una mujer más o menos delgada, en torno a la talla 40, pero fue cogiendo peso poco a poco. “Hace 8 años dejé de fumar y ahí es cuando engordé de verdad. Se juntó con los cambios de la menopausia y sobre todo con un trabajo muy sedentario, soy contable. Empecé a notar que parecía una viejecita al levantarme de la silla, llegué a pesar 88 kg y decidí que tenía que perder peso. Previamente había seguido otros métodos que no incluían ejercicio, pero no funcionaron, y quería que esta vez fuese diferente. Busqué en internet, encontré PRONAF… y no podía haberme pasado nada mejor".
“Me quitaron los dulces, porque soy muy golosa, y ordenaron mi alimentación. Ahora en el almuerzo y la merienda tomo fruta, y me han enseñado el concepto de plato sano: Mitad verdura, un cuarto de hidratos de carbono y otro cuarto de proteínas (carne, huevo o pescado). En la cena, solo verdura y proteínas. La verdad es que no estoy pasando hambre, sigo este esquema incluso cuando como fuera de casa, que es cuando más me cuesta. Sobre todo porque los demás toman cervecitas y yo me tengo que conformar con agua con gas y como mucho una copa de vino blanco de vez en cuando".
“El plan de PRONAF incluye también la ayuda de una psicóloga, que me está viniendo genial, y un plan personalizado de ejercicio físico… ¡esto es lo que más me está costando, aunque le voy cogiendo el gusto poco a poco! Tengo que caminar todos los días una hora a buen ritmo y tengo tres sesiones semanales con mi entrenador. Hacemos cardio, boxeo, salto a la cuerda, ejercicios de fuerza… cuando hace buen tiempo, en el parque. Y con frío, en el gimnasio. Quiero seguir adelgazando o al menos perdiendo tallas, pero la verdad es que ahora mismo ya me encuentro mejor que nunca, más ágil, de mejor humor.