Beneficios del yoga para una espalda sana

El yoga puede tener muchos beneficios para conseguir una espalda sana aunque también tenemos que tener cuidado para no hacernos daño

Almudena Sánchez

Beneficios del yoga para una espalda sana
Beneficios del yoga para una espalda sana

Una espalda sana, flexible y fuerte equivale a un cuerpo joven y sano. Nuestra espalda sufre las consecuencias de nuestra falta de higiene postural y de atención a la hora de afrontar nuestras tareas cotidianas que incluyen desde sentarnos delante del ordenador a nuestra rutina deportiva. Un pequeño ejercicio de atención es suficiente para dejar de cargar tu espalda con acciones que no le corresponden: el uso correcto del apoyo de pies y piernas, la activación de los músculos abdominales como parte del conjunto anatómico- estructural que incuye tu espalda, la colocación de tus hombros y de tu cabeza respecto al eje vertical que forman con tu pelvis.

Sólo es cuestión de darse cuenta para hacer que tu cuerpo funcione como un equipo y no forcemos a que uno de los componentes se desgaste innecesarimente. Un desgaste que puede producir lesiones como contracturas, protrusiones, hernias, y dolencias sobre todo en las partes más débiles de tu espalda: zona lumbar y cervical.

Si ya padeces alguna dolencia en forma de hernia o principio de hernia, presta mucha atención cuando practiques yoga a la creación de espacio entre las vertebras. Activa la musculatura abdominal y busca alargar la zona lumbar llevando la pelvis hacia delante y llevando las piernas hacia atrás.

Si padeces contracturas reduce el movimiento y la carga hasta que la cotractura desaparezca. En las extensiones de zona dorsal usa la respiración para ayudar a aflojar el tejido conectivo y crear espacio.

Si además de la toma de conciencia ayudamos con una sencilla rutina de yoga, favoreceremos que nuestra espalda gane flexibilidad, resistencia y rango de movimiento. La secuencia que puedes ver a continuación es apta par todos los niveles pero es conveniente tener en cuenta algunas consideraciones:

Mantén la distancia entre los hombros y las orejas en posturas como la cobra llevando la pelvis hacia el suelo para sujetar la zona lumbar. Presta atención a la zona cervical no cerrando el cuello por detrás, algo que sucede casi sin darnos cuenta cuando queremos elevar el pecho y lo que hacemos es levantar la cabeza. En la postura del arco mantén las piernas separadas el ancho de las caderas y si te cuesta sujetar los dos pies a la vez, sujeta primero uno manteniendo la otra pierna y el mismo brazo estirados y luego hazlo con el otro lado.

La clave es no sentir dolor o molestias y sobre todo no forzar. Piensa en tu columna vertebral como un elemento flexible al que hay que cuidar de forma constante a través de la atención, la ausencia de tensión, la creación de espacio y la respiraciòn consciente. Los efectos en tu bienestar general serán casi inmediatos"