Saludable, de cultivo ecológico, integral, sin aceite de palma, alto contenido en fibra, sin gluten, con stevia… son algunas de las frases que podemos encontrar en muchos de los productos que inundan las baldas de los pasillos en los supermercados. Las marcas saben que esto vende y nosotros, en muchas ocasiones, nos dejamos influenciar por los colores y la “veracidad” de esas frases, pero y aquí viene la gran pregunta:
¿Siempre que como algo saludable, es bueno para mí?
Hace poco leí una frase que me llamo la atención por su rotundidad y veracidad y es la siguiente: “la dosis hace al veneno” ¿Qué quiere decir esto? En medicina, las cantidades e ingredientes van medidos al detalle, todo controlado para que su aporte sea beneficioso para la salud y no lo contrario. En la alimentación debería ser igual. Pongamos un ejemplo. Todos sabemos que los aguacates aportan un tipo de grasa al organismo que es bueno para la salud y si esos aguacates son de cultivo ecológico, mejor que mejor. Ya tengo permiso para poder tomar todos los aguacates que quiera. Además, también consumo bastante aceite de oliva virgen extra o (AOVE), porque es muy bueno y saludable. Tampoco pueden faltar en mi día a día las almendras, nueces y anacardos, que he leído en Sportlife que son superalimentos y están genial.
Esto es algo más habitual de lo que pensáis y es muy fácil caer en ciertos errores cuando queremos dar un vuelco a nuestro estilo de vida y convertirlo en algo más “healthy”. Somos extremistas por naturaleza y si nos ponemos a correr, corremos maratones, si nos ponemos a comer bien, comemos todo integral (aunque no leamos los ingredientes)… pues ni tanto ni tan calvo. Evidentemente hay muchos consejos y trucos que podemos llevar a cabo para mejorar la calidad de nuestra alimentación, pero no todos ellos pasan por comer todo lo que se nos recomienda todos los días del año y casi al mismo tiempo.
Si, como en el ejemplo, consumes aguacates, AOVE y anacardos en tu desayuno, probablemente habrás superado el 20% de cantidad de grasa diaria recomendada y por lo tanto al tomar el resto de las comidas excederás ese porcentaje y en lugar de mejorar tu composición corporal, verás cómo empeora, a pesar de lo mucho que te estas esforzando. Cuidado.
10 claves para que tu alimentación sea realmente saludable
1. Calcula bien la cantidad de hidratos de carbono, grasas y proteínas que consumes. Ten en cuenta que lo ideal en cuanto a macronutrientes es consumir en torno a un 20% de grasas, un 60% de hidratos de carbono y un 20% de proteínas, a diario.
2. Las grasas deben ser aportadas por productos naturales y es importante no consumir productos manufacturados como la bollería industrial o los cereales refinados. Los pescados azules, el aguacate y los frutos secos son una gran opción, pero recuerda, siempre con moderación y sin basar nuestra dieta en ellos, sino como un alimento más que completa nuestra dieta.
3. Moderación a pesar de las bondades del producto en sí. Por mucho que un producto sea de gran calidad, debes consumirlo con responsabilidad, teniendo en cuenta la distribución de nutrientes que te hemos mencionado en el punto.
4. Lee las etiquetas de los alimentos con calma. Si no indica que las harinas utilizadas son de origen integral pero en el eslogan de la caja si aparece esa palabra, detente y observa el orden de cada alimento. Los ingredientes aparecen siguiendo un orden lógico, es decir, el primero es aquel que más cantidad aporta y el último el que menos. Si la harina integral se encuentra en octava posición debes saber que el fabricante no te está engañando al decir que lleva harina de trigo integral pero realmente la cantidad es insignificante y probablemente responde a una estrategia comercial.
5. Evita los procesados y ultraprocesados. Normalmente cuando un producto lleva más de 3-4 ingredientes quiere decir que será casi con total seguridad un producto procesado.
6. Facilita el proceso de digestión.Las verduras y hortalizas son productos geniales y todo el mundo lo sabe pero por la noche es mejor cocinarlas. Si quieres comer verduras y hortalizas por la noche debes ayudar a tu cuerpo en el proceso de digestión y si los consumes crudos (como en ensaladas) no estás haciéndolo. Sin embargo, una crema de verduras o un plato de calabacín al horno con especias, son recetas sensacionales que además de aportarte grandes beneficios facilitan el proceso digestivo a nuestro organismo.
7. Beber agua en su justa medida. Evidentemente el agua es imprescindible para la vida pero el mito de beber 2l de agua al día, es solo eso, un mito. Es importante tener en cuenta el global de agua que tomamos en el día, incluida la que contienen los propios alimentos. En verano, por ejemplo, solemos aumentar el consumo de sandía, un alimento que en su gran mayoría está compuesto por agua. Hay que tener en cuenta este tipo de cosas a la hora de contabilizar la cantidad de líquidos consumidos. Si quieres saber si estas bebiendo la cantidad de agua suficiente solo basta con prestar atención al color y al olor de la orina. Si son suaves significa que estas bien hidratado y de lo contrario querrá decir que necesitas beber más agua.
8. Evita los edulcorantes y acostúmbrate al sabor real de los alimentos. La mayoría de las personas consumen cafés y tés acompañándolos de azúcar. Cuando queremos cuidarnos más usamos edulcorantes de todo tipo, incluido stevia. El problema esta en que tenemos el paladar edulcorado constantemente y no somos capaces de percibir el verdadero sabor de los alimentos. Antes de añadir edulcorantes observa su composición. Si te dicen que lleva estevia y que es muy sano fíjate en su porcentaje y probablemente dejarás de usarlo al momento porque un 99% de la estevia que se vende aporta realmente muy poco de esa planta y el resto es más de lo mismo. Evítalo.
9. Aceite de coco frente a otros aceites. Los productos alimentarios no escapan de la moda y ahora le ha tocado el turno al aceite de coco. Se venden sus virtudes y se olvidan sus defectos, como su alto contenido en grasas saturadas (87g por cada 100g). Sin embargo, el aceite de oliva virgen extra tiene tan solo 14g por cada 100g y la mayoría de las grasas que aporta son de las consideradas más saludables (las monoinsaturadas).
10. Sé razonable y vive un poco. Puedes darte caprichos de vez en cuando, disfrutar de nuestra riqueza culinaria y salir a tomar una copa de vino de vez en cuando, pero con moderación. Si a una persona sedentaria le introdujera en el mundo del deporte nunca le diría que corriese 10 maratones al año, 3 Ironman y 2 Tour de Francia. Le diría que disfrute del camino con salud y que sea prudente, aumentando la cantidad de ejercicio poco a poco. Pues lo mismo pasa con la comida. Si un día te tomas un helado no pasa nada, pero si la costumbre es comer un helado cada día, la estas liando. Moderación y lógica, esa es la clave.