A la mesa, lo que más aumenta tu deseo es comer en buena compañía, pero lo que hay en el plato también influye:
Lo que enciende tu deseo:
• Se cumple el tópico: las ostras y algunos mariscos, altos en zinc, funcionan como afrodisiacos.
• El aguacate mejora la producción de estrógenos.
• El chocolate, es un elevador de la serotonina y levanta el “ánimo”.
• Comer de un modo sano, variado y moderado, y hacer deporte a diario. Mejora tu autoestima, tu circulación (clave en una vida sexual saludable) y tu estado anímico, lo que predispone al sexo.
Lo que apaga tu deseo:
• Las dietas estrictas. Someten al organismo a un sobreesfuerzo que apaga todas las funciones no imprescindibles para la supervivencia, incluido el sexo. Si además restringen algún tipo de alimentos, mucho peor. Las bajas en grasa producen descensos radicales de los niveles de testosterona, la hormona del deseo. Las bajas en carbohidratos, te dejan sin energía sexual.
• Los atracones. Producen sensación de pesadez y gases, y además toda la sangre va al estómago… no a donde tú quieres que esté.
• Azúcar, menta, alimentos enlatados y carnes rojas. Son inhibidores de la testosterona.
• Las palizas a entrenar. Cualquier actividad extenuante o excesiva acaba con tu deseo.
¿Y cuanto "quemamos" con una sesión sexual?
Estudios británicos demuestran que el gasto energético en el acto sexual es de 85 kCal de media, o más exactamente, de 3.6 kCal/min, dato que varía dependiendo de la postura, la edad, si eres hombre o mujer y en general todos los valores que hacer que la frecuencia cardiaca (FC) se modifique. Este ejercicio tiene una intensidad media de 5,8 METS (Equivalente Metabólico Físico que indica la cantidad de calor que emite una persona al realizar una actividad y nos ayuda a medir el esfuerzo realizado) y está catalogado como un ejercicio moderado.
El consumo máximo de energía del acto sexual puede llegar a ser mayor que el que empleamos para realizar cualquier otro ejercicio de moderada intensidad, como por ejemplo correr suavemente en una cinta (30 minutos a una frecuencia cardiaca no superior al 65% de la máxima por nuestra edad). Gracias a los factores psicológicos asociados en la relación sexual, en el acto sexual realizamos un ejercicio de moderada intensidad proporcionándonos un mayor placer que cualquier otro. Por ello contribuye a una mejor asimilación y mayor probabilidad de repetirlo por voluntad propia. Es interesante resaltar también que la percepción de esfuerzo del ejercicio físico realizado durante la actividad sexual es mucho menor que en otras de la misma intensidad, pero menos placenteras. Por ello la actividad sexual, cada vez mas, se considera un ejercicio significativo a tener en cuenta en nuestras rutinas diarias.
¿Es el sexo deporte? ¿Puedo lesionarme practicándolo? ¿Qué es más saludable, salir a correr media hora o una sesión de sexo? Sabemos que hay preguntas que no te atreves a plantear... Y por eso nosotros las respondemos.