Síntomas comunes cuando sufres lordosis

Si sientes un dolor punzante en la columna vertebral o entumecimiento en las articulaciones, es posible que tengas lordosis.

Noelia Hontoria

La lordosis se puede diagnosticar mediante una radiografía.
La lordosis se puede diagnosticar mediante una radiografía.

La lordosis es una condición que se refleja en una columna vertebral excesivamente curvada hacia dentro. Es habitual que la columna tenga una pequeña curvatura, sin embargo, debemos vigilar que no se desvíe de manera desmesurada. Si el estado de esta patología es demasiado grave, puede llegar a afectar al movimiento, pero también desembocar en problemas de espalda, hernias o artrosis, entre otras afecciones de importancia.

Síntomas de la lordosis

Siempre que el cuerpo nos provoca algún tipo de dolor, sea en la zona que sea, significa que algo no va bien. En este caso, el dolor de espalda puede estar vinculado a muchas cosas, por eso es importante que acudamos al médico para que, mediante una radiografía, diagnostique el problema. Entre los síntomas habituales que acompañan a la lordosis se encuentran los siguientes:

Síntomas comunes cuando sufres lordosis

No mantener la espalda recta es una de las causas principales de la lordosis.
  • Dolor: El tipo de dolor es agudo y punzante y se localiza a lo largo de toda la columna, al contrario que otras patologías que centran el foco de la molestia en una zona concreta. Además, se puede extender hacia las extremidades.

  • Entumecimiento e inflamación: Otros síntomas de la lordosis son el hormigueo o entumecimiento de los brazos y las piernas, además de la inflamación del tronco, especialmente en las zonas superiores e inferiores de la espalda.

  • Deformidad física: Si tenemos alguna deformidad física en la espalda o las extremidades puede ser consecuencia de una lordosis.

Hábitos que favorecen la aparición de la lordosis

Aunque esta desviación puede aparecer simplemente por nuestra condición física, hay algunos casos en los que nuestra rutina es la responsable de dicha afección. Por ejemplo, mantener una mala postura en el día a día es uno de los grandes enemigos de nuestra espalda. No solo propicia el desarrollo de contracturas y otras lesiones, también dolencias más graves y complicadas de corregir como la ya mencionada lordosis.

El ejercicio también puede jugarnos una mala pasada, tanto por la falta de él (atrofia muscular) como por el exceso, así como la práctica de algún tipo de entrenamiento que afecte negativamente a nuestra espalda. Además, como hemos dicho anteriormente, hay algunas condiciones de nuestra salud que nos hacen más propensos a sufrir lordosis. La osteoporosis, la acondroplasia o la obesidad son tres de las causas principales.

Ante la primera sospecha, debemos acudir a un doctor para que evalúe nuestro estado de salud y determine si necesitamos un tratamiento específico o simplemente un cambio de hábitos. El diagnóstico precoz es fundamental para hacer las correcciones oportunas y que la lordosis no vaya a más. En los casos más complicados se puede llegar a necesitar cirugía.

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