• Nueces: un chute de serotonina. Además de vitamina E, ácido fólico, magnesio, calcio, vitaminas del grupo B, melatonina y ácidos grasos Omega-3, esconden una buena dosis de triptófano, que ayuda al cerebro a producir más serotonina.
• Avellanas: activan las defensas. Son los frutos secos más ricos en ácido grasos Omega 9 y Omega 6. Su contenido en vitamina B6 las hace indispensables para aumentar las defensas y mantener a raya los resfriados. Destacan además por su contenido en magnesio, necesario para fijar el calcio en los huesos y potenciar la musculatura.
• Almendras: mejor con piel. Sus antioxidantes están presentes en la parte marrón de la piel que las recubre. Contienen el 37% de la cantidad diaria recomendada de vitamina E.
• Pipas de girasol: las aliadas de los deportistas. Su vitamina E que protege el sistema cardiovascular y previene el envejecimiento. Son ricas en magnesio, que proporciona lo necesario para relajar los músculos, y potasio, que ayuda a mejorar el rendimiento y evitar lesiones. El selenio, además contribuye al mantenimiento de las articulaciones en buen estado.
• Cacahuetes: los falsos frutos secos. Realmente son ¡legumbres! Y altamente hipercalóricas. En contraposición controlan la tensión, aumentan las defensas, ayudan a superar la depresión por contener triptófano, y gracias a todo el Omega 6 que contienen son antinflamatorios.
• Castañas. ¡Son hipocalóricas! Contienen solo 165 cal por 100 g y vitaminas del grupo B, ideales para reducir apatía o tristeza. Además, combaten el estreñimiento. Tómalas hervidas para favorecer su digestión.
• Pistachos: hiperprotéicos. Son los frutos secos más ricos en proteínas. También destacan por su contenido en fibra, ácido fólico y grasas amables. La arginina les convierte en estupendos aliados para aumentar las defensas que tanto descienden en otoño y para mejorar la circulación de la sangre.
• Anacardos: cuidado con el azúcar. Son los frutos secos con mayor contenido en azúcar, que compensan este exceso aportando buenas dosis de vitaminas B3, K, A y potasio. Son estupendos a la hora de reforzar el sistema inmunitario.