Nadie duda a estas alturas de que los frutos secos son una fuente de salud. Son un elemento que no puede faltar en ninguna dieta, destacando por las grasas saludables que nos aportan. No sólo son muy ricos en grasas (dependiendo del fruto seco está entre el 30 y hasta el 60% de su composición) sino sobre todo son las que más interesan a nuestro organismo: ácidos grasos mono y poliinsaturados, como el omega 3.
Por si esto fuera poco para poner en valor su riqueza nutricional, los frutos secos nos aportan una gran cantidad de proteínas, fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Todo los estudios cientificos realizados valoran las propiedades de los frutos secos, como por ejemplo las nueves, que están relacionadas como factor de prevención de enfermedades crónicas, como cambios en el metabolismo glucémico y de los lípidos, estrés oxidativo e inflamación. Los frutos secos tiene cada uno de ellos un gran valor como fuente de salud. Por ejemplo, los pistachos alivian las menstruaciones difíciles y las almendras y los piñones, el dolor de rodilla. Incluso en 2017 una investigación publicada en la revista Heliyon en 2017 demostraba que un consumo diario de 75 gramos de nueces reduce el proceso oxidativo que daña los espermatozoides. Esto es así porque la membrana plasmática de los espermatozoides está compuesta fundamentalmente por ácidos grasos poliinsaturados y precisamente las nueces aportan un alto contenido de estos ácidos grasos saludables.
¿Y entonces dónde está el problema con los frutos secos? Pues en un punto que por un lado es muy positivo para los deportistas pero que de cara al control del peso sí nos debe tener vigilantes. Y es que los frutos secos son una verdadera "bomba de energía". Los frutos secos son seguramente el más sano de los picoteos pero cuidado con tomarse, por ejemplo, la bolsa entera de nueces ya que 100 gramos de nueces crudas te aportan casi 700 kilocalorías, y para que tengáis la referencia de lo que est supone, la Organización Mundial de la Salud recomienda un aporte calórico de 2.000 a 2.500 kilocalorías por día para un varón adulto (dejándolo de 1.500 a 2.000 para las chicas). Y todos sabemos lo difícil que es parar cuando arrancas a comer frutos secos. Y visto la cantidad de calorías que nos aportan, si tu objetivo es el control del peso no es que ni mucho menos debas dejar de comer frutos secos (ni muchísimo menos) pero sí que debes tener en cuenta que es importante frenarse a tiempo para evitar tantas calorías.