Todos lo conocemos como actor, pero pocos sabíamos que la primera vocación de Dani Rovira fue el deporte. Y como su otra pasión es ayudar a los demás, el malagueño ha emprendido varios retos deportivos solidarios en los que trata de aprovechar su popularidad para lograr un Mundo un poco mejor.
Muchos se sorprenden cuando se enteran de que estudiaste Ciencias de la Actividad Física, ¿qué querías ser entrenador o docente? ¿O ya sabías que querías ser actor?
A los 17 años lo único que me apasionaba era el deporte. El teatro, la literatura, los cuentos… me los tomaba más como un hobby. Además, era la única carrera que no se impartía en Málaga, y eso también pesó en la decisión, porque con esa edad quieres volar fuera de casa. Entré en la carrera pensando en el alto rendimiento, después me planteé la docencia… y terminé pensando en la actividad física desde el punto de vista de la recreación. En el deporte gana quien gana y en la recreación gana quien juega. Esta me parece una visión mucho más justa del deporte.
¿Y cómo te convertiste en actor?
Empecé a hacer otras cosas y al final tuve que elegir, pero el deporte continúa siendo una de mis pasiones.
¿Te ha servido en tu carrera como actor algo de todo eso que aprendiste en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física?
Cualquier cosa que estudies siempre te da la posibilidad de madurar como persona y desarrollarte. A mí me dio además la posibilidad de vivir fuera, experimentar, abrir la mente. Yo creo que al final todo ayuda en todo. Pero sí que noté que yo me encontraba especialmente cómodo en algunas asignaturas como la expresión corporal o la gimnasia rítmica, que los otros chicos (que entonces eran mayoría) odiaban, y que a mí me ayudaron a entender cuáles son los mecanismos que nos ayudan a comunicar con nuestro cuerpo.
¿Qué deportes practicas ahora mismo?
En este momento lo que más hago es correr, porque es lo más rápido y lo más cómodo. Sales de casa y empiezas a entrenar desde el primer minuto. Intento intercalarlo con entrenamiento en suspensión. Eso es la base. También me gusta mucho nadar -descubrí la natación hace un par de años, cuando hice mi primer Medio Ironman- y la bici, tanto de carretera como de montaña. Cuando tengo tiempo suficiente, creo que con la bici es con lo que más disfruto.
¿Sales a correr con tus perros?
Con dos de ellos sí, y disfruto muchísimo, porque noto que ellos también disfrutan y además es cuando hago mejores tiempos. Es una gozada hacer deporte con tu perro, yo lo recomiendo.
Un Medio Ironman por la esclerosis múltiple, la Titan Desert para ponerle freno al ictus… ¿Estás preparando algún reto deportivo?
Algo hay, pero necesito despejarme un poco de trabajo. El último reto gordo que hice fue hace un año, que nos fuimos de Barcelona a Roma en bicicleta para dar visibilidad al síndrome de Reth.
A veces el deporte es un gran vehículo para la solidaridad…
Sí, hace un año empecé junto a Clara (su pareja, la actriz Clara Lago) un proyecto precioso, la Fundación Ochotumbao, que tiene como objetivo apoyar proyectos dirigidos a mejorar la vida de las personas más desfavorecidas, la conservación del medio ambiente y la defensa de los animales. Siendo los dos tan deportistas, es inevitable que el deporte esté presente en muchas de nuestras acciones. Siempre que tengo un reto deportivo en mente veo cómo podemos enlazarlo con una iniciativa solidaria. Quiero que la mucha o la poca repercusión que pueda tener que yo afronte una gran prueba deportiva sirva para ayudar a personas que lo necesitan.
Eres vegetariano desde hace más de un año y ahora te has hecho vegano, ¿eso te plantea dificultades a la hora de entrenar?
No, es solo cuestión de aprender a combinar bien los alimentos.
¿Te preparas físicamente de un modo específico para algunos papeles?
Normalmente entreno para estar en forma para cualquier papel. En un rodaje siempre hay momentos que lo exigen, por ejemplo una carrera que hay que repetir decenas de veces. Sí que me preparé específicamente y bajé algunos kilos para “100 metros”, una película que cuenta la historia real de Ramón Arroyo, un enfermo de esclerosis múltiple que no podía ni andar 100 metros y acabó corriendo un Ironman. Durante el rodaje de la película me levantaba a las 5 a entrenar y acababa a las 8 en la piscina, fue uno de los momentos en que mejor me encontré físicamente, pero claro, no tenía vida social.
¿Te entrenas a ti mismo o tienes un entrenador?
Me entreno a mí mismo. Cuando hice el Medio Ironman tuve la ayuda de Martin Giacchetta, que es muy amigo, con el que he hecho muchos retos… fue mi asesor, más que físico y técnico, moral. Es un hombre que la preparación física la entiende también desde el poder mental.
¿Qué deporte estás deseando probar?
¡El surf! No tengo ni idea, pero me encantaría tener un verano un poco más libre y aprender. Y me han dicho que físicamente te pone como un toro. También me gustaría probar el snowboard, pero creo que me mola más la “filosofía” surfera.
¿Entonces eres de los que cuando están de vacaciones se dedican a entrenar?
Claro, es mucho más fácil estar en forma cuando se tiene tiempo libre. Cuando me voy de viaje, la mitad de la maleta es siempre ropa de deporte.
