Os voy a contar un caso reciente de cómo el casco ha salvado la vida de un joven ciclista, de un alumno que ha sufrido un accidente yendo en bicicleta por la ciudad en su regreso a casa después de clase.
Sergio Grajera es un joven ciclista que lleva desde que aprendió a pedalear subido a una bicicleta. Su currículum a sus 16 años es espectacular, ha competido a nivel nacional representando a su club y a Navarra, ha ganado numerosas pruebas en la modalidad de carretera tanto en línea como gymkanas de habilidad desde que era un piolín, de hecho su casa es ya un verdadero museo lleno de trofeos y medallas.
Sergio está realizando el ciclo de FP de Técnico deportivo en la ETI de Tudela, en el cual “conducir a grupos en bicicleta con seguridad" es uno de los módulos formativos y su gran ilusión es llegar a ser ciclista profesional. Utiliza la bici para acudir al centro educativo y la pasada semana tras realizar la clase con el resto de compañeros, tras el aseo y cambio de ropa cogió de nuevo su bicicleta para ir a casa. Pero Sergio como hace siempre antes de montarse en bici se colocó el casco, por cierto un buen casco, se lo ajustó correctamente, se puso sus gafas y se marchó a comer.
Pedaleando por el núcleo urbano de Tudela en un tramo de cierta bajada, no recuerda muy bien lo que ocurrió, de repente chocó contra una furgoneta que había parado para realizar una maniobra. El impacto fue brutal, Sergio golpeó de lleno con la cabeza contra una de las puertas y el cristal posterior de la furgoneta, cayendo sin conocimiento al suelo. El informe pericial estima que el impacto se produjo a 25 km/h, el casco quedó destrozado, escachado y fragmentado en varios trozos, pero le salvó la vida.
Claramente, el casco salvó la vida a Sergio Grajera
Sergio sufre una fractura en la base del cráneo producida por la compresión del atlas, la primera vertebral cervical, en el impacto de cabeza; llevar el casco le ha dado otra oportunidad.
Ahora se recupera favorablemente de esta grave fractura, los especialistas confían en que no le quedarán secuelas. Los múltiples puntos en la cara por los cortes contra el cristal demuestran que llevar unas buenas gafas de ciclismo también fueron determinantes en la protección ocular. El traumatismo facial requerirá de cirugía estética pero como es muy joven apenas le quedarán cicatrices, “señales" eso sí que le servirán para recordar algo que nunca olvidará, el casco le salvó la vida.
Pienso que este accidente lo deben conocer todos los niños, adolescentes y usuarios en general de la bicicleta, para demostrar que el casco es una medida de seguridad que no se debe cuestionar.
Y la historia también merece una reflexión porque lo que realmente le salvó la vida a Sergio fue su responsabilidad, saber que su integridad física y seguridad personal como ciclista dependen en gran parte de las medidas de seguridad que uno mismo toma.
La importancia de llevar siempre el casco
Después de 20 años como profesor de monitores deportivos tratando de promocionar la utilización segura de la bicicleta, os aseguro que es difícil concienciar a los adolescentes y a los jóvenes a cerca de la importancia de llevar siempre el casco, en especial por la ciudad y de llevarlo bien colocado.
Argumentos como “es que me da vergüenza", o “que me despeino", o que “en ciudad a partir de los 16 ya no es obligatorio..." los he oído en centenas de ocasiones.
Todo comportamiento vital tiene mucho que ver con lo aprendido, del ejemplo paterno, del de los profesores, de las experiencias..., y con respecto al uso de la bicicleta tiene un especial protagonismo la educación vial y el conocimiento de la normas de seguridad. Este caso es un claro ejemplo de como el uso del casco, también en los desplazamientos urbanos, te puede salvar la vida.