Así han entrenado para intentar correr el maratón en menos de 2 horas

Si el tiempo no lo impide, este sábado antes de las 6 AM será el intento del Breaking2 de Nike

Lucas García

Así han entrenado para intentar correr el maratón en menos de 2 horas
Así han entrenado para intentar correr el maratón en menos de 2 horas

Para romper la barrera de las dos horas en maratón, habría que superar en más o menos un 3 % el maratón más rápido cronometrado hasta el momento: 2:02:57. Lo que significa que habría que recortar siete segundos de cada una de las 26,2 millas. Para la mayoría, conseguir esto puede parecer un desafío imposible; pero para Nike, es un objetivo que merece la pena perseguir.

Los atletas con el valor suficiente para aceptar la invitación de Nike a intentar hacer una maratón en menos de dos horas son Eliud Kipchoge, Lelisa Desisa y Zersenay Tadese. Los continuos meses de pruebas y análisis de datos de los mejores corredores de fondo del mundo establecieron que estos tres son los que estarían físicamente preparados para el reto. Pero gran parte del propósito de asociarse con ellos se reduce al simple hecho de que son mejores por naturaleza que otros atletas en lo que respecta a correr rápido durante mucho tiempo. Sus años de experiencia y pericia les dan una ventaja única, uno de los grandes motivos por los que el equipo y los preparadores y científicos de Breaking2 entendieron que era mejor optimizar su entrenamiento diario que cambiarlo radicalmente, y que impulsar estrategias era la mejor forma de abordar su intento para llevar a los atletas hacia la que se espera que sea la mayor victoria en carrera de larga distancia hasta la fecha.

Los atletas y sus entrenadores han desempeñado un papel integral en la definición de los programas de entrenamiento quelos han llevado a donde se encuentran hoy. El Dr. Brad Wilkins, fisiólogo y director del equipo Nike Explore Generation Research del Nike Sport Research Lab, y el Dr. Brett Kirby, investigador y fisiólogo principal del Nike Sport Research Lab, participan para supervisar la ciencia diaria que se esconde tras Breaking2.

«Como atletas de élite, tienen unos programas de entrenamiento increíbles y consistentes que están funcionando —comenta Wilkins—. Nuestro objetivo se ha centrado en trabajar con ellos y con sus entrenadores para proporcionar análisis y observaciones». Te explicamos por qué esta unión de mundos tiene el potencial para convertir en realidad el sueño de bajar de dos horas en maratón.

CÓMO LA EXPERIENCIA HA MOSTRADO LO QUE FUNCIONA

Los planes de entrenamiento evolucionan a medida que lo hace el atleta. El plan semanal de Kipchoge es variado y específico, y se desarrolla progresivamente a lo largo del programa. Hace dos entrenamientos diarios, de larga distancia, trabajo de velocidad alrededor de una pista y entrenamientos fartlek (juego de velocidades, en sueco) todas las semanas. «Eliud está muy compenetrado con su cuerpo, así que a menudo deja que las respuestas y el esfuerzo percibido por este marquen el ritmo», comenta Kirby. Por otro lado, Desisa estaba concentrado inicialmente, en general, en la resistencia, por lo que hizo carreras de larga distancia y carreras básicas, fáciles de moderar. Añadió entrenamientos de pista más específicos para desarrollar su velocidad e intensidad en fases posteriores del programa. La estrategia de Tadese es casi la contraria a la de Lelisa: según explica Kirby, la primera mitad del entrenamiento consistía en correr al máximo para familiarizarse con el ritmo de la carrera, mientras que más adelante el objetivo ha sido prolongar la duración de su velocidad con resistencia, de forma que pueda mantener ese ritmo conforme el tiempo avanza.

Los calentamientos son (en general) simples Todos los atletas hacen un típico entrenamiento en el que corren arrastrando los pies (a veces tan despacio que prácticamente mueven los pies a la fuerza de lo que parece una parada, describe Kirby) y aumentan el ritmo progresivamente durante unos 30 minutos. Desisa y su equipo también hacen una rutina previa a la carrera más «ritual», formada por movimientos dinámicos que duran alrededor de 30 minutos. «Parece un baile», apunta Kirby. El trabajo en equipo es imprescindible, pero también lo son las carreras individuales. En general, los atletas corren con otros para aumentar su motivación y por compañerismo. Desisa tiene su propio equipo de entre seis y ocho personas que están ahí para apoyarle en lo que necesite. En las carreras de larga distancia, Kipchoge corre con un gran grupo formado por hasta 60 vecinos, atletas profesionales o entrenadores. Pero si lo que quieren es un entrenamiento muy específico, puede que corran solos o con un par de personas. «Zersenay hace muchas carreras solo», dice Kirby.

Ninguno de los atletas hace lo que se consideraría generalmente como un enfriamiento estándar. La parte más crítica de sus rutinas de entrenamiento, típica de atletas que corren más de 160 kilómetros a la semana, es la recuperación. «A Zersenay se le conoce como el hombre durmiente, porque cuando no está corriendo está durmiendo», señala Kirby. Cuando Desisa no está entrenando, está descansando. Kipchoge pasa muchas de sus pausas combinando el descanso con la vida diaria del campamento. «Además de dormir siestas y disfrutar de un té con sus compañeros, también hace algunas tareas, como sacar agua del pozo o trabajar en las tierras del campamento», explica Kirby. La mayoría descansan un día a la semana, o según lo necesiten. Algunos reciben masajes hasta tres veces por semana, normalmente, después de las sesiones de entrenamiento más duras.

No levantan pesas, ni hacen yoga: solo corren. «Para correr rápido, necesitas correr», afirma Wilkins. Aunque todos son muy diferentes, los programas de entrenamiento de cada uno evolucionan y se adaptan constantemente a sus capacidades e ineficiencias. «Generalmente, los corredores de esta élite no son flexibles», dice Wilkins. En contra de lo que muchos puedan pensar, las investigaciones sugieren que una menor flexibilidad tiende a relacionarse con un mejor rendimiento. «La teoría es que unas piernas más rígidas pierden menos energía», explica Wilkins. (Lo identifica con un muelle rígido, que almacena y libera mucha más energía que uno más flexible).

Las dietas cotidianas son flexibles. En este nivel, los atletas ya saben qué alimentos estimulan mejor sus carreras diarias, aunque Wilkins y Kirby les sugieren comidas de un 50-75 % de carbohidratos, 20-30 % de proteínas y el resto de lo que elijan. Además, los científicos proporcionaron una orientación específica para la ingesta de nutrientes posterior al entrenamiento. Por ejemplo, subrayaron la importancia del consumo inmediato de proteínas y carbohidratos después de las sesiones de entrenamiento más duras y, en algunos casos en los que los atletas no pueden hacer comidas completas, les aconsejaron consumir una bebida de recuperación.

CUANDO LA CIENCIA DESARROLLA LA TRADICIÓN

Desde que se embarcaron en esta misión, Wilkins y Kirby han visitado a los atletas muchas veces, en las que realizaron evaluaciones detalladas para obtener información sobre marcadores importantes, incluido el V02 max, la cantidad de líquido que pierden mientras corren, la cantidad de energía que almacenan sus músculos, etc. Cuando no están con ellos, mantienen el contacto a través de sesiones telefónicas o por Skype. Durante sus carreras de entrenamiento, los atletas llevan relojes GPS con pulsómetro (con una cinta transmisora en el pecho). Después de cada carrera, los entrenadores y científicos analizan juntos los datos para entender e interpretar el rendimiento y progreso de los atletas. Utilizan la información que recopilan para consultar con los entrenadores y desarrollar así sus planes constantemente.

Los tres atletas viven y corren principalmente en altitud. El lugar de entrenamiento de Kipchoge está en Kenia, el de Desisa en Etiopía y el de Tadese se divide entre Eritrea (donde vive él) y España (donde vive su entrenador). «Dado que hay menos cantidad de oxígeno en altitud, con el tiempo, el número de células rojas aumenta, lo que permite que la sangre lleve y distribuya más oxígeno a los músculos —explica Wilkins—. Y  cuanto más oxígeno tengan los músculos, mejor funcionarán, lo que te puede ayudar a correr más lejos y más rápido». Una  concentración más alta de células rojas puede conservarse hasta dos semanas desde que una persona deja el lugar en altitud, así que se supone que este incremento de células rojas será una ventaja al nivel del mar.

Los científicos están concentrados en compensar la pérdida de  líquido provocada por el sudor y en maximizar los niveles de energía. Esto reduce su centro de atención a las 48 horas previas a la carrera y las 24 horas posteriores a sesiones duras de entrenamiento y lo divide en dos áreas clave: tipo y método  de administración, y necesidad individual. «Hemos creado una mezcla personalizada de carbohidratos para cada atleta basada en los datos que hemos recopilado a lo largo del programa de entrenamiento que indica cuánto líquido pierden mientras corren y cuánto pueden absorber», explica Kirby. Además, todos tienen diferentes tipos de carbohidratos, cantidades, líquidos y sabores. A través del análisis de datos de cada atleta y del amplio método prueba y error, el equipo de Breaking2 ha establecido el momento ideal para que los atletas consuman su mezcla durante la carrera: cada 2,4 km (cada vuelta a la pista del Autodromo Nazionale Monza, a las afueras de Monza, Italia). «Así que más o menos cada siete minutos los atletas tomarán la mezcla específica que los mantiene hidratados y llenos de energía», aclara Kirby. Todo esto es nuevo para los atletas, dicen los científicos, ya que anteriormente cada uno consumía menos de 60 gramos de carbohidratos por hora, así que han tenido que familiarizarse con la ingesta de una cantidad superior de hidratos al ritmo de la carrera.

Wilkins, Kirby y el resto del equipo de Breaking2 sigue utilizando toda esta información y experiencia para desarrollar las estrategias de Kipchoge, Desisa y Tadese. «Hemos estado recopilando datos desde que empezamos y seguimos aprendiendo muchísimo de los atletas para conseguir el mejor puesto posible el día de la carrera —comenta Wilkins—. La mayoría de los atletas no tienen este nivel de personalización, ni acceso a este tipo de pruebas y preparación». Cuando combinas eso con la resistencia psicológica auténtica de cada atleta, obtienes el potencial para alcanzar lo desconocido. «Da igual lo que hagamos desde la perspectiva científica, estos profesionales tienen que correr 26,2 millas a 13,1 millas la hora —concluye Wilkins—. Y eso es increíble».