27 años (28 en poco menos de una semana) y tres veces campeona del Mundo de ajedrez (oro en Ajedrez Rápido y dos más en Ajedrez Blitz, una modalidad que podríamos llamar "relámpago"). Aprendió a jugar a los 3 años y, junto con su hermana pequeña, Mariya, de 25 años y también campeona del mundo en 2015, completa una estirpe de ajedrecistas con auténtica hambre de tablero, una pasión que fue alimentada desde esa edad tan temprana por sus padres, también profesionales de este deporte. Aquí lo de "lo lleva en la sangre" se cumple y con creces.
Pero, a pesar de ser una de las mejores jugadoras del mundo en ajedrez, probablemente su nombre o su cara te vengan a la mente por ser la mujer que dijo no a jugar el Mundial en Arabia Saudí. Renunció a revalidar dos de sus títulos mundiales y a los 150.000 que acompañan el premio.
¿Por qué una triple campeona del Mundo hace este desplante a uno de los campeonatos más prestigiosos y con el que gana más que en una docena de eventos combinados? Por principios, porque se negaba a acudir a un país en el que no se respetaba la dignidad de la mujer: "Antes de todo me informé sobre las normas del país, el uso obligatorio de abaya (la túnica que cubre por completo y hasta los pies el cuerpo de las mujeres) o el hecho de que las mujeres no pudiéramos salir a la calle a no ser que fuéramos acompañadas de un hombre. No quería sentirme una criatura secundaria. Solo yo elijo como visto". Reconoce que fue una decisión muy difícil y en ella también la acompañó su hermana Mariya y otros ajedrecistas, incluyendo el 40% del top masculino que, como ellas también pensaban que "mis principios están por encima del dinero".
Su decisión se hizo viral cuando la compartió en Facebook, red en la que acumula más de 170.000 me gustas y dio la vuelta al mundo en las principales cabeceras de los medios europeos. Desde ese momento quedó consolidada, junto a la Anna ajedrecista, la Anna activista y firme defensora de los derechos de la mujer, al menos para los medios de comunicación, porque esa doble faceta ya la suponemos impresa en la joven pero firme personalidad de Muzychuk desde hacía tiempo.
Precisamente, es esta lucha por la igualdad de la mujer la que la ha traído a nuestro país, donde ha sido la encargada de abrir "Mujeres que brillan", una charla inspiracional en la que ha compartido su experiencia en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Concede que quizá se sienta algo incómoda por ser más conocida como la mujer que dijo no a Arabia Saudí que por sus títulos mundiales, pero admite que "esto ha servido para que al final la gente conozca que soy tres veces campeona del Mundo, así que al final ha sido algo positivo".
El entrenamiento de una campeona del Mundo
Dedica 6 horas diarias al entrenamiento de ajedrez, a estudiar los distintos aspectos analíticos, tácticas de aperturas y finales, cálculos... Y todo ello lo compatibiliza con deporte: "Me gusta practicar otros deportes, voy al gimnasio tres veces a la semana, también salgo a correr y me encantan el pádel o el ping pong. Considero que la preparación física es muy importante para el ajedrecista, debemos tener una buena resistencia física, aguantar muchas horas, no solo durante la partida, también en los entrenamientos previos y en el análisis posterior. Estar en buena forma es determinante".
Anna dedica 90 minutos diarios a este entrenamiento más físico pues su objetivo es aumentar su resistencia física, lo que tiene una repercusión indiscutible sobre la mental.
Por si a alguien le quedaba alguna duda o ironizaba sobre la forma física de los ajedrecistas, lo cierto es que su deporte (sí, hemos usado la palabra deporte y la mantendremos), requiere de unas condiciones excepcionales no solo a nivel mental, para soportar toda la tensión psicológica, que traspasa ese plano abstracto de lo mental y se hace físico cuando llevas más de 6 horas de partida o cuando debes mantener ese ritmo de juego a lo largo de una semana de torneo, en la que es obligatorio conservar la mente fresca y los dedos muy muy ágiles, pues la capacidad de reacción es otra cualidad imprescindible para el buen ajedrecista, sobre todo a ritmo Blitz, donde la velocidad de juego es trepidante.
Los valores del ajedrez
"Mejora la memoria, la concentración, la responsabilidad y la toma de decisiones, pues eres tú el que se encuentra solo frente al tablero..." Muzychuk enumera con entusiasmo las cualidades de este deporte y las posibilidades que tiene dentro de un aula, recalcando que en algunos países como Armenia forma parte del plan de estudios.
A nivel profesional es otra cosa, y en este punto reivindica algunos aspectos con los que actualmente no cuenta el ajedrez femenino, como el hecho de que no exista Torneo de Candidatos, una de las competiciones más importantes, de la que sale vencedor la promesa del ajedrez que más tarde pueda desafiar al actual campeón del Mundo. Luego está el hecho de que en un mundial, los premios femeninos son de medio millón, tres veces menos de lo destinado a los hombres.
Pero las diferencias vienen a ser más exageradas, porque ellos cobran entre ocho o nueve veces más que ellas. Y sobre eso Muzychuk tiene clara una cosa: "lo tenemos que corregir". Admite que hay mucho trabajo por delante, pero está dispuesta a asumirlo. Y no nos cabe ninguna duda de que este objetivo forma parte del férreo carácter de la ajedrecista, forjado al fuego de un tablero y de una pasión que le inculcaron casi al mismo tiempo en que aprendía a andar.