Deporte, generosidad y altruismo

Deporte y altruismo van de la mano. El deporte es una escuela de valores, por lo tanto el foro ideal para que se desarrollen actividades altruistas. Son cientos de competiciones a favor del cáncer y de muchas otras enfermedades las que vemos todo el año. Igual que hay cientos de deportistas que donan parten de su dinero a causas benéficas. Es un acto de responsabilidad y generosidad devolver a los más necesitados, parte de lo que tu talento, tu esfuerzo y la vida te han dado.

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Deporte y altruismo van de la mano. El deporte es una escuela de valores, por lo tanto el foro ideal para que se desarrollen actividades altruistas. Son cientos de competiciones a favor del cáncer y de muchas otras enfermedades las que vemos todo el año. Igual que hay cientos de deportistas que donan parten de su dinero a causas benéficas. Es un acto de responsabilidad y generosidad devolver a los más necesitados, parte de lo que tu talento, tu esfuerzo y la vida te han dado.

Muchos pensarán que es fácil dar lo que te sobra o lo que no necesitas para vivir, pero lo cierto es que no todo el mundo lo hace. Y, te sobre o no, el lugar en el que inviertes o donas tu dinero forma parte de tu personalidad y de tus valores. Escuelas, hospitales, fundaciones, ONG, personas enfermas particulares que necesitan un trasplante o un tratamiento que no pueden pagar. Cada vez que un deportista o una competición se enfocan en un tema concreto con el que se solidariza y por el que recauda dinero, le da visibilidad, y la visibilidad, normaliza, moviliza y genera una reacción en cadena. Las cadenas de personas altruistas significan el apoyo que de otra manera no llegaría, significan esperanza para unos, salvar la vida para otros.

Todas las personas, salvo los psicópatas, tenemos un corazón enorme, somos buena gente, tenemos un instinto de protección y de ofrecer ayuda. Y además, nos sentimos bien cuando cooperamos y colaboramos en estas acciones benéficas. Sentirnos bien siendo altruistas y generosos tiene un sentido: poder volver a repetirlo. Tendemos a guiarnos por placeres, por aquello que disfrutamos, por lo que nos alimenta el alma. Y cuando ayudamos a los demás, nos invade una sensación de orgullo y pertenencia, y estamos deseando volver a repetirlo.

De hecho, una de las actividades que más recomiendo cuando alguien sufre depresión o está enferma, es ayudar a otros. Da igual que estén peor o mejor que tú, solo se trata de ayudar. Tus emociones cambian en el mismo momento en el que ves la cara de felicidad y de esperanza de los que sufren. Igual que cambian las emociones cuando realizamos deporte.



Ser generoso tiene premio. El premio de sentirte bien y saber que actúas con honestidad, devolviendo a la sociedad parte de lo que ésta te ha dado.

Tienes cinco motivos para empezar a practicar la  conducta altruista y generosa. No hace falta que sea con dinero, pero sí con tu tiempo, voluntariado o con cualquier acción:


  1. El altruismo es una fuente de bienestar y felicidad. Es imposible hacer un acto de generosidad sin sentirte bien contigo mismo.

  2. Cuando consigues que alguien mejore su bienestar, inmediatamente repercute en el tuyo.

  3. El altruismo y la bondad se refuerzan porque tú también te sientes bien ayudando.

  4. Está demostrado que las personas disfrutan más regalando que recibiendo regalos.

  5. Las personas benevolentes y bondadosas presentan niveles muy altos de felicidad y bienestar.


El éxito no está siempre en la victoria, en las medallas o en los goles. El éxito está en ser una persona de bien, agradecida con la vida, con buenos sentimientos y con conciencia social.

Elige una causa con la que colaborar, no solo a nivel económico, que también es importante. Elige alguien a quien seguir, a quien retuitear, alguien con quien colaborar. Hay muchas maneras de participar, solo necesitas un poco de creatividad. Solo el hecho de pensar en ello y buscar en internet, hará que tus emociones cambien pensando que estás ayudando a alguien a mejorar su calidad de vida y su bienestar. Y esto ya es muy importante, tanto para el que recibe tu ayuda como para ti mismo.