Con el 261, Kathrine Switzer fue la primera mujer en correr con dorsal el Maratón de Boston de 1967. Cuarenta y seis años después de ese hito, presentó el 261 Women’s Marathon, el primer maratón femenino que se celebró en Europa el pasado marzo.
Afirmas que comenzaste el Maratón de Boston como una niña y lo terminaste convertida en una mujer adulta, ¿por qué?
Antes del maratón era simplemente una chica que quería correr su primera carrera, no para probar nada, sino porque mi entrenador me había retado a hacerlo. Solo estaba muy feliz por formar parte de ello y en el momento en el que el oficial de la prueba me tocó, todo cambió.
¿Qué ocurrió cuando ese oficial, Jack Semple te gritó "fuera de la carrera, dame mi dorsal"?
Pasé de ser una chica asustada, aterrorizada y hasta avergonzada, a estar muy enfadada. Y entonces, para resolver esa furia, tomé una resolución: tenía que terminar la maratón. Al tiempo que terminaba la carrera fui adquiriendo una determinación extrema: la necesidad de crear esa oportunidad para otras mujeres. Es como si me hubieran dado un plan. Por eso, ahí estaba… Crecí muy rápido en aquella Maratón de Boston.
Tu participación en este maratón es muy conocida. ¿Hay alguna parte más inédita de esta historia que te gustaría destacar?
Sí, ¡tengo una historia genial! Después de que el oficial me atacara, mi novio le golpeó. Reanudamos la carrera y tras un tiempo me dijo: "me has metido en problemas y, además, corres muy lento". Me sentí humillada y decepcionada… Mi entrenador me animaba a seguir, pero estaba furiosa. Pensaba que tenía a todo el mundo en mi contra, incluso mi novio, mi mayor apoyo. Lo más curioso de este asunto es que él era muy buen atleta y muy rápido, pero no era un maratoniano… Y lo adelanté en la mitad de la carrera. Al final me pidió que caminara con él. Le respondí: "no puedo, ya sabes, soy muy lenta, pero debo seguir". Terminó diciendo: "no te dejaré nunca". (risas). Al finalizar el maratón ocurrió realmente una locura: decidimos casarnos. Lo hicimos un año después y fue un matrimonio desastroso.
Cuarenta y seis años después de aquello, has presentado en España el 261 Women’s Marathon de Mallorca, primer maratón femenino que se disputará en nuestro país. ¿Qué esperas de esta carrera?
Es el primer evento global de estas características en el sur de Europa. Encarna el espíritu del 261. Este número es conocido en todo el mundo y creo que será una gran oportunidad para entrenar con seguridad y trabajar con otras mujeres.
¿Por qué crees que hay que potenciar estos eventos femeninos?
Las grandes carreras pueden ser amenazantes. Muchas mujeres no se consideran atletas o se sienten intimidades en las competiciones. Eventos como estos pueden ser la puerta de entrada perfecta para enfrentarse a un reto. Y también para divertirse.
¿Crees que hemos alcanzado realmente la igualdad en el deporte entre hombres y mujeres?
No creo que hayamos alcanzado todavía la igualdad de género en deporte. En los JJOO fuimos muy afortunadas porque presionamos para conseguir esa igualdad entre atletas y también en cuanto al número de eventos. Pero todavía hay países que no dejan a las mujeres salir solas, o tener una educación, mucho menos hacer deporte. Hasta que no consigamos esa participación no podremos hablar de igualdad. Pienso que esta clase de retos femeninos, puede abrir el camino. Creo que el running puede ser muy beneficioso para conseguir esta igualdad y "liberar" de alguna forma a las mujeres.
¿Hemos evolucionado, como dijiste en una ocasión, de la exclusión a la exclusividad?
Esta expresión la dije cuando permitieron la participación femenina en una maratón y se planteó que las mujeres salieran primero. La realidad es que la mejor corredora, no es tan buena como pueda ser el considerado mejor corredor: en cualquier competición mixta, la mejor runner alcanzará la meta después de un hombre. Y en esta clase de eventos es muy difícil para los espectadores y las cámaras de televisión ver a las corredoras siendo competitivas. Por eso cuando se tomó la decisión de que las mujeres salieran primero en las maratones, pudimos disfrutar viendo la competición femenina y masculina.
¿Qué es lo que esta exclusividad aporta?
Es un beneficio también para las atletas de cara a las competiciones y también para los Juegos Olímpicos: estos eventos femeninos aportan experiencia y nos enseñan a ganar.
¿Alguna vez te has planteado dejar de correr?
Después de aquella maratón de Boston en 1967, me preguntaban "¿qué es lo que intentas probar, volverás a correr?" Contestaba: "¿qué quieres decir? Si ésta ha sido mi única carrera…". Me planteaban: "¿qué vas a hacer después de esto?" Dije: "correré toda mi vida". Así que si veis una foto en el New York Times con una mujer bajita, de 86 años, corriendo y entrenando por Central Park… Esa seré yo. Correré tanto como pueda.