¿Recordáis a Ross Edgley? Desde Sport Life ya os hemos contado algo sobre él, al que se le ha apodado como "el hombre de las hazañas imposibles", recordemos que fue capaz de terminar una maratón tirando de un coche de 1,4 toneladas para completar un reto solidario. Esa maratón, conocida como "la más fuerte del Mundo", ha sido alguna de las muchas cosas que este deportista y entrenador y cofundador de The Protein Works acumula en su carrera deportiva.
Y la primera pregunta que nos planteamos es ¿cómo entrena un hombre capaz de hacer 42 km con un coche de 1.400 kg a cuestas? La clave está en el entrenamiento concurrente. El mismo nos lo cuenta en este artículo:
Además de convertirse en un vehículo para recaudar fondos con fines benéficos, la "Maratón más fuerte del mundo" sirvió para ofrecer una perspectiva diferente sobre la habitual creencia de que la fuerza y la resistencia son cualidades totalmente diferentes, que no se pueden mejorar simultáneamente.
Esta es una idea engranada en el folclore del gimnasio que se basa en el trabajo del habitualmente citado Rober Hickson y su investigación sobre el "entrenamiento concurrente". Para aquellos que no estén familiarizados con el entrenamiento concurrente, este es aquel en el que el atleta entrena más de un componente fitness (fuerza, velocidad o energía) al mismo nivel, durante el mismo entrenamiento. Desde el punto de vista de Hickson –apoyado por investigaciones en el campo de la biología molecular y su propia experiencia– este enfoque no consigue resultados óptimos. Para entenderlo, aquí tenéis una pequeña historia.
Robert Hickson era un powerlifter que había seguido un entrenamiento de fuerza tradicional durante la mayoría de su carrera, hasta que empezó a estudiar en el laboratorio del profesor John Holloszy, quien está considerado como el "padre de la investigación sobre ejercicios de resistencia". Holloszy salía a correr a la hora de comer al campus de medicina de la Universidad de Washington, al cercano Forest Park. Con el fin de causar una buena impresión, Hickson decidió romper con su protocolo de entrenamiento habitual y acompañar a Holloszy. Pero semanas después de empezar esta nueva rutina, descubrió que la fortaleza y tamaño de sus músculos estaban decreciendo. Esto sucedía pese a que todavía estaba llevando a cabo su entrenamiento de fuerza con la misma frecuencia e intensidad. Cuando Hickson se acercó a Holloszy con su dilema, este le sugirió que ese fuese el tema de primera investigación.
El estudio fue publicado en 1980 y concluyó que el entrenamiento concurrente debilita tu efectividad al mejorar un componente específico del fitness (como la fuerza y resistencia). Tu cuerpo no sabe si volverse más fuerte o más resistente, ya que la potencia de tu entrenamiento, un componente específico, está perdido. No es importante entender las complejidades de cada uno. Simplemente, de acuerdo con las investigaciones de la División de Psicología molecular de la Universidad de Dundee, el entrenamiento de fuerza y el de resistencia llevan adaptaciones muy diferentes al organismo, por lo que combinar ambas formas de entrenamiento "bloquea las señales del otro" para adaptarse.
Pero, ¿es esto verdad en el mundo real? La ciencia tiene una costumbre de estudiar todo de forma aislada, compartimentando las cosas de un modo que nunca se da en la naturaleza.
Considerad la investigación publicada por la Universidad de Mid Sweden en Östersund como ejemplo. Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que el cardio combinado con entrenamiento de fuerza podría "inducir a una mejora de la hipertrofia que los ejercicios de resistencia por sí mismos". Lo que quiere decir es que combinar cardio con entrenamientos de fuerza podría incrementar el tamaño muscular, al contrario de lo que publicó Hickson.
Para probar esta teoría, los investigadores escogieron a 10 atletas masculinos y los monitorearon durante un programa de entrenamiento de 5 semanas que consistía en ejercicios unilaterales de extensión de rodilla. Después de este periodo tomaron biopsias musculares e hicieron una resonancia magnética para analizar los cambios en el tamaño y fuerza de los músculos de la pierna. Lo que descubrieron fue que la pierna que había sido sujeta a ejercicios de cardio y fuerza (entrenamiento concurrente) era más grande que la pierna que había sido sometida solo a entrenamiento de fuerza.
Es ampliamente conocido que llevar a cabo cualquier tipo de entrenamiento cardiovascular mejora dramáticamente la densidad capilar. Los capilares son los pequeños vasos sanguíneos que se unen por los músculos. Al incrementar su densidad, incrementas tu capacidad de proveer a tus músculos de sangre, oxígeno y nutrientes durante el entrenamiento.
Este es uno de los aspectos más olvidados del entrenamiento de fuerza, ya que los atletas de potencia no se preocupan tanto de sus capilares como de "levantar hierro". Una persona que desde luego no lo abandonó fue el famoso Geoff Capes. Coronado el hombre más fuerte en 1983 y 1985, tendría sentido decir que entrenaba solo su fuerza, ¿verdad? Estás equivocado, era conocido por correr los 200 metros en 23,7" y tenía una colección de medallas de maratones en su armario para probarlo. Pero dejando de lado esta anécdota, las investigaciones secundan la idea de que hay que preocuparse por los capilares. Un estudio publicado en la Revista de Psicología Aplicada monitoreó los cambios en los músculos que ocurren durante entrenamientos intensivos de resistencia. Después del experimento, las biopsias musculares revelaron un incremento en el suministro capilar de todos los tipos de fibra. Esto permite una recuperación más rápida y un incremento general del ritmo de trabajo.
Si te interesa el tema del entrenamiento concurrente, en este artículo proponemos una sesión práctica para combinar los componentes anteriores de los que hablaba Ross