Los estudios de Oettingen sobre el poder de las fantasías en la consecución de objetivos han demostrado que fantasear con lo que deseas puede hacerte sentir bien, pero no es suficiente para alcanzar la meta. Es más, muchos de los que fantasean con un mundo maravilloso y visualizan que consiguen lo que quieren, dejan de esforzarse ninguneando el trabajo que requiere el objetivo. Fantasear es un paso, elaborar el plan perfecto, el segundo.
En un estudio de Richard Wiseman (59 segundos, ed. Integral) se estudió cuáles eran las estrategias que las personas utilizaban para conseguir sus metas. De las diez que se plantearon, hubo cinco herramientas que resultaron completamente ineficaces para alcanzar objetivos:
1. Motivarse pensando en alguien a quien admiras: como puede ser colgar la imagen de una modelo si pretendes perder peso, o el cuerpo cachas de un deportista al que te gustaría parecerte.
2. Pensar en las consecuencias negativas de no conseguir tu meta: imaginarte obeso, comprando una talla de ropa por encima de la tuya o con un cáncer de pulmón si la idea es dejar de fumar.
3. Tratar de NO pensar en lo que resta. Cuando un pensamiento relacionado con la comida como por ejemplo “venga hombre, si la vida son dos días, toma hoy postre, que por un día no pasa nada" entra en tu mente, muchos son los que intentan eliminarlo, razonarlo, juzgarse. Pero estas técnicas son ineficaces. Lo mejor es no prestar atención al pensamiento, aceptar que podría pasar y dejar de luchar.
4. Confiar en la fuerza de voluntad. No basta con confiar, hay que ponerla a prueba.
5. Fantasear sobre lo estupenda que será la vida una vez alcances el objetivo. El exceso de optimismo a veces te lleva a relajarte y no ser precavido con las imprudencias o peligros que pueden alejarte de tu objetivo.
En cambio, otras cinco herramientas resultaron ser muy eficaces. Estas son las que puedes emplear de ahora en adelante para trabajar en tus sueños.
1. Hacer un plan detallado. Tanto si quieres conseguir un trabajo nuevo, empezar a hacer ejercicio o comer de forma más saludable, pon por escrito el objetivo final y cada paso que te acerque a él. Cuanto menos dejes a la improvisación, mejor. Trata de que esos objetivos intermedios puedan medirse y que dependan de ti.
2. Comprometerte con otras personas contando tus objetivos. La lealtad que tenemos con nuestras promesas es mayor cuando hacemos partícipes a otras personas. Aumenta el nivel de compromiso que cogemos. Fallar a los demás nos cuesta más.
3. Pensar en las consecuencias positivas que obtendrás cuando alcances tu meta. Estas personas no fantaseaban con una vida posterior maravillosa, sino que se centraban en pequeños cambios que supondría en sus vidas alcanzar la meta: sentirse más fuerte cuando pierda peso, comprarse ropa de una talla menor, sentirse más atractivo, estar más sano. La idea era detallar en qué mejorará notablemente tu vida.
4. Recompensarte cada vez que avances. Sabemos que el refuerzo nos ayuda a ser constantes, supone un premio al esfuerzo y es una técnica de motivación. Ver tu serie favorita si estudias lo acordado, tomar una onza de chocolate negro el fin de semana si cumples la dieta de la semana, comprar un pequeño capricho si realizas el plan de ejercicio semanal, etc. Pensar en el refuerzo permite ilusionarte mientras haces renuncias en pro del objetivo.
5. Llevar un diario o notas en las que relates y tomes conciencia de tus avances. Está demostrado que el cerebro aumenta el compromiso con aquello que registramos. Y a ser posible, lleva un diario escrito a mano. Escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir, y eso supone un mayor esfuerzo cognitivo. Tomar notas con el ordenador es menos efectivo para el aprendizaje que hacerlo a mano según un estudio publicado este mes en la revista «Pychological Science».
Si tienes un objetivo que cumplir, anímate con él. La investigación científica ha demostrado que estas cinco herramientas pueden ser tus aliadas.
Con fantasear no basta
Los estudios de Oettingen sobre el poder de las fantasías en la consecución de objetivos han demostrado que fantasear con lo que deseas puede hacerte sentir bien, pero no es suficiente para alcanzar la meta. Es más, muchos de los que fantasean con un mundo maravilloso y visualizan que consiguen lo que quieren, dejan de esforzarse ninguneando el trabajo que requiere el objetivo. Fantasear es un paso, elaborar el plan perfecto, el segundo.