Siempre oigo cómo la gente se va a estos lugares tan rurales para “desconectar" y creo que es todo lo contrario, estos lugares con encanto son más bien para “conectar". El contacto con una impresionante naturaleza, tradiciones centenarias, gastronomía única, lugares con encanto, te hace entrar en sintonía contigo mismo. El tiempo pasa de otra forma, y esto te permite tener un poco de tiempo para ti.
Supongo que los de ciudad valoran estos lugares aislados y los lugareños echan de menos las oportunidades de la gran urbe. Lo cierto es que siempre se valora lo que no tenemos. Lo que podemos hacer es de vez en cuando vivir esa situación, conectar con la naturaleza, conectar con esa gente humilde y campechana, conectar con sensaciones, sentimientos, con el interior. Tomar un café en una cafetería con encanto, ir al mercado del pueblo, comprar fruta recién recogida… esas pequeñas cosas que nunca tenemos tiempo de hacer.
Una de estas formas de conectar es hacer ejercicio en lugares de impresionante belleza. Subir un monte a través de hayedos, sentir la humedad, el viento en la cara, al tiempo que sufren tus piernas con el único motivo de llegar arriba, se convierte en una situación única que nos hace libres. Supongo que se reúnen una serie de sensaciones que entran por el hemisferio derecho, incrementando esa cosa que llamamos felicidad.
Ritmo vital
¿Sabias que el corazón está constituido por más de 40.000 células nerviosas unidas a una compleja red de neurotransmisores? El “cerebro" del corazón es tan grande como muchas áreas del cerebro craneal. El campo electromagnético es 5.000 veces mayor que el que genera el cerebro, puede incluso medirse a 3 metros de distancia. Los últimos avances en neurología concluyen que este cerebro aprende, recuerda e incluso tiene pautas propias de respuesta en la vida.
Aún nadie ha podido explicar las “corazonadas", pero existen. De alguna forma creo que el corazón, más que la cabeza, es el principal protagonista de lo que vivimos, creo que en el corazón están las claves de la tan ansiada “inteligencia emocional". Creo que el corazón es nuestro motor, nos dejamos llevar por él en multitud de ocasiones y esto es bueno, todo en nuestra vida está pautado, homogeneizado, formalizado, nos han educado de esta forma, sin embargo nadie nos dice cómo generar, gestionar y aprovechar las emociones.
Si haces algo de ejercicio en lugares así, aunque tan solo sea un largo paseo, sentirás estas emociones que entran por tu hemisferio derecho, que emocionan, aportan color a la vida, estimulan sensaciones… ponen en marcha esa extensa red neural del corazón. Una razón más no solo para entrenar el músculo cardiaco, sino también toda su parte neural.